Repulsa judicial ante el crimen y anuncio de serenidad
, Javier Delgado Barrio, presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, leyó ayer una nota de "enérgica repulsa" de la Sala de Gobierno del alto tribunal por el asesinato de Rafael Martínez Emperador, "cuya inteligencia, capacidad de trabajo y vocación hacían de él un relevante servidor de la Justicia". En ella se agrega que, pese al "grave ataque, ( ... ) el Poder Judicial continuará ejerciendo sus funciones con plena serenidad para hacer efectivas las exigencias del Estado de Derecho".El cadáver del magistrado asesinado fue recibido sobre las 20.45 por el Tribunal Supremo en pleno en la puerta del Palacio de Justicia. Ataviados con sus togas, los 70 magistrados escoltaron el féretro por la escalinata de mármol hasta el salón de plenos, donde quedó instalada la capilla ardiente. El cadáver fue velado por turnos por sus compañeros durante toda la noche. Hoy se celebrará una misa en la vecina iglesia de la calle Bárbara de Braganza.
Entre los visitantes de la capilla ardiente estaba la ministra de Justicia, Margarita Mariscal de Gante, quien afirmó que tras hechos como el de hoy "los que creen en el estado de Derecho salen reforzados para defenderlo".
Otros asistentes fueron el ministro de Sanidad, José Manuel Romay Beccaría; el fiscal general del Estado, Juan Ortiz Úrculo; el presidente del Tribunal Constitucional, Álvaro Rodríguez Bereijo; el portavoz socialista Joaquín Almunia; varios vocales del CPGJ, magistrados de la Audiencia Nacional y diputados.
Las asociaciones judiciales expresaron su condena. La Asociación Profesional de la Magistratura, mayoritaria y conservadora, a la que pertenecía el asesinado, reiteró "la firme decisión de no dejarse coaccionar".
Por su parte, Clemente Auger, presidente de la Audiencia Nacional, afirmó que "la jurisdicción cumplirá con su ejercicio de una forma constitucional, sin amedrentamiento ni rencor".
Martínez Emperador es el tercer magistrado del Supremo víctima del terrorismo. El primero, asesinado también por ETA, fue Francisco Matéu y Cánoves, que recibió tres disparos en la cabeza cuando iba a su despacho el 16 de noviembre de 1978. El segundo, víctima de los GRAPO, fue el entonces presiden te de la Sala de lo Social, Miguel Cruz Cuenca, asesinado a la puerta de su casa el 9 de enero de 1979.
También murieron a manos de ETA en Madrid Francisco Tomás y Valiente, ex presidente del Tribunal Constitucional, asesinado el 14 de febrero de 1996, y Carmen Tagle, fiscal de la Audiencia Nacional, encargada de causas sobre terrorismo, asesinada el 12 de septiembre de 1989.
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