El campeón tuvo una respetable despedida

, Son dignos de agradecer equipos como el Manresa, que suman estilo a la simplicidad. Era el campeón vigente y tuvo una actuación respetable a pesar de la derrota. Hizo lo que sabe hacer, administrar el tiempo, actuar con orden, ser meticuloso. El Manresa supo dominar sin ruido la ferocidad del equipo leonés, que jugaba bajo el estado de necesidad, ante su público. Supo llevar el partido hasta donde le interesaba, manejando con paciencia sus escasos recursos, administrando las ausencias de un rival que estaba a punto de desesperarse. A eso se le llama personalidad, una característica que se echa en falta en la Liga ACB. Digámoslo así: el Manresa es un equipo reconocible.

Faltaba un minuto y el partido estaba en empate (83-83). Era donde quería llegar el equipo que manda Creus, el cuarentón indomable. Y Creus tomó la pelota en la jugada decisiva, cuando necesitaba de un triple para provocar una prórroga que seguramente habría acabado con el León. Pero Creus falló y el partido se les escapó de las manos. Eso sí, suavemente, sin ruidos. Es un equipo tan digno en la victoria como en la derrota.

Frente a él sufrió el León, que vivió una situación dramática en la primera parte, con desventajas de hasta 10 tantos. Vivió del base Lasa en su mejor momento y necesitó de unas dosis de Toñín Llorente, otro viejo rockero. Ya se sabe, si hace falta un reconstituyente: ¡Llorente!.Llorente el hiperactivo: habla con el árbitro, se dirige al entrenador, charla con Lasa, saluda a un compañero, le dice algo a un rival, todo eso mientras acude a por una toalla y da media vuelta para tirar unos tiros libres. En total, no han pasado ni cinco segundos. Llorente fue la solución del León durante un buen tiempo: le quitó las dudas; él siempre va por la vía directa y con prisas. El Manresa no manejó del todo bien este detalle. Pero fue fiel a su estilo. Perdió sin descomponerse. Era el campeón en ejercicio.