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El Gobierno alemán y la oposición liman diferencias sobre la reforma fiscal

El canciller federal alemán, el democristiano Helmut Kohl (CDU), y el principal dirigente de la oposición, el presidente del partido socialdemócrata (SPD), el jefe de Gobierno del Sarre Oskar Lafontaine, se expresaron durante el fin de semana en términos conciliatorios sobre la reforma fiscal, presentada la semana pasada como la mayor de este siglo en Alemania.En cambio, los dirigentes sindicales insisten en sus críticas y el ministro de Trabajo, el democristiano Norbert Blüm (CDU), afirma que no aprobará la reforma, si al mismo tiempo no se sanean las rentas y la seguridad social.

Kohl (CDU) parece haber recogido velas ante la reacción desencadenada por el proyecto de reforma fiscal. En tono conciliador, no le queda más remedio. El canciller tendió en cierto modo una mano a la oposición, SPD y Los Verdes, y los invitó a que presenten contrapropuestas. Kohl aseguró: llegarernos a un acuerdo, en lo que sea posible".

Lafontaine (SPD) dejó de llamar "estafadores" y "mentirosos" a los que gobiernan en Bonn y se muestra dispuesto a negociar "día y noche con el Gobierno federal". El presidente del SPD exige que la reforma entre en vigor ya desde el 1 de enero de 1998 e insiste en que de ninguna manera se consentirá subir el IVA para financiar una bajada de impuestos a los que más ganan. Tampoco admite el SPD que se carguen con impuestos los pluses por horas extraordinarias y trabajo en días festivos.

Quien sí quiere subir el IVA es el ministro de Trabajo Blüm, del ala social de la CDU. Ayer, el diario dominical Bild am Sonntag apareció con gigantescas letras en portada y la pregunta "¿Cae Blüm por la reforma fiscal?". Blüm no es un ministro cualquiera, sino el decano del gabinete Kohl. El ministro tuvo una fuerte agarrada con Kohl en la reunión donde se presentó la reforma fiscal al grupo parlamentario. Ahora Blüm asegura que no dimitirá, para no dejar indefensos a los pensionistas, pero dice que él no es un pelele con quien se puede jugar. Reclama Blüm una subida de dos puntos del IVA, hasta el 17%, para sanear las cajas de la seguridad social alemana, que no llegan para cubrir las prestaciones.

La agencia DPA publicaba ayer una información que pone de manifiesto cómo la reforma favorece a quienes más ganan. El canciller Kohl tiene unos ingresos brutos anuales de 317.616 marcos (26,7 millones de pesetas). Si entra en vigor la reforma, Kohl ahorraría al año la suma de 23.220 marcos (casi dos millones de pesetas) de impuestos.

El jefe del poderoso sindicatos IG Metall, Klaus Zwickel, calificó la reforma de "antisocial". El dirigente del sindicato de Servicios Públicos, Herbert Mai, va más lejos y habla de "prepararnos para la lucha", si se llevan adelante los planes de cobrar impuestos por el plus de trabajo nocturno y en festivos.

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