Malestar en el 'núcleo estable' de Telefónica por el acercamiento entre Villalonga y el Santander
El acercamiento, cada día más notable, entre el Banco de Santander y el presidente de Telefónica, Juan Villalonga, ha causado un profundo malestar entre las entidades financieras que integran el núcleo estable de accionistas de la compañía de teléfonos: Argentaria, Banco Bilbao Vizcaya y La Caixa. Los socios de Telefónica, que en conjunto suman más de un 15% del capital de la empresa y tienen seis consejeros, consideran un "halago" que un competidor como el Santander compre acciones de Telefónica, pero ven con recelo la posibilidad de que el grupo cántabro pueda optar a un puesto en el consejo de la compañía. Precisamente el próximo miércoles, día 29, Telefónica debe nombrar su nuevo consejo.
El malestar de las entidades del núcleo estable se ha ido acrecentando por la forma de actuar de la nueva cúpula directiva de Telefónica y algunas de las decisiones adoptadas por Juan Villalonga y el reducido grupo de hombres de su entera confianza, aun a pesar de su bisoñez en el sector de las telecomunicaciones: Juan Perea, director general de planificación, Javier Revuelta, secretario general del consejo de administración, y Andrés Tejero, director general de relaciones institucionales.La inquietud comenzó cuando Villalonga eliminó a alguno de los artífices de la etapa de mayor crecimiento de Telefónica tanto en el mercado doméstico como en América Latina, siguió' cuando el presidente dio los primeros pasos del diseño del proceso de privatización del 20% del capital sin contar con el asesoramiento del núcleo estable, y se acrecentó con la adopción de otras medidas de índole estratégico como la entrada en la plataforma de televisión digital vía satélite a instancias de Moncloa, el abandono de las inversiones para la explotación de las telecomunicaciones por cable de fibra óptica, el retomo a la actividad industrial ratificándose como primer accionista del grupo Amper y la ruptura de conversaciones para el establecimiento de relaciones directas con compañías anglosajonas del sector.
Pero lo que más molesta al núcleo estable es el acercamiento entre Villalonga y el Banco Santander, que continúa comprando acciones de la empresa, según el propio presidente de la compañía. Las entidades financieras ya presentes en Telefónica consideran, no sin cierta retranca, "un halago" que una entidad como el Santander compre acciones de la sociedad.
Un asunto distinto es que el grupo cántabro pretendiera entrar en el consejo, algo que sólo podría hacer a través de uno de los nueve consejeros independientes que Telefónica debe incorporar en su nueva estructura de mando. El nuevo consejo, que quedará configurado el próximo miércoles, estará compuesto por dos representantes de cada uno de los bancos del núcleo estable, tres ejecutivos de la compañía y los nueve independientes, designados a propuesta de Villalonga.
El Santander ya estuvo en el capital y en el consejo de la primera compañía de telecomunicaciones en España, pero abandonó el proyecto en 1994, cuando optó por aliarse con la británica BT para competir con Telefónica. Ambos son accionistas de Airtel, cuyas pérdidas rondan en 1996 los 30.000 millones de pesetas. En Airtel está también el BCH, que contaba con el Santander para formar un grupo que optara a Retevisión.
Sin embargo, el Santander está dando ahora más muestras de interés por retomar a Telefónica que por estar en segundos operadores en los que aún es necesario invertir mucho dinero para que lleguen a ser alternativa firme a Telefónica.
Sin hacer frente común, las entidades financieras del núcleo estable, han tomado ya precauciones ante la posible adopción de decisiones no consensuadas, en la empresa. En el último mes, por ejemplo, Argentaría y BBV han incrementado más sus participaciones en Telefónica, hasta colocarse ligeramente por encima del 5%. La Caixa ya lo había hecho anteriormente.
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