Los protagonistas
El portero: Blazina. Pese a tener una actuación irregular, su estilo dejó huella y, sobretodo, un aspecto: era un portero que entregaba el balón con la mano.La defensa: Vanini-Basso-Colombo. Una línea de tres que basculaba según le venía el juego. Vanini y Colombo tomaban a los extremos y Basso al delantero centro, pero dentro de un sistema zonal. El equipo siempre sacaba el balón jugado desde atrás.
Los volantes: Zubieta y Grecco. Tenían una doble función: defensivamente estaban pendientes de los dos interiores contrarios y, ofensivamente, acompañaban la mayoría de las acciones. Grecco era un futbolista completo y el vasco Zubieta su complemento ideal. Dominaban' el juego aéreo.
Los extremos: Imbelloni y Silva. Tenían una gran facilidad para abrir el campo y una mejor habilidad para el manejo del cuero.
La tripleta central: Farro-Pontoni-Martino. Una línea excepcional. Farro actuaba como enlace y Pontoni y Martino se alternaban de forma espectacular: uno cubría los movimientos del otro, siempre bajo la misma consigna: "Si tu bajas, yo subo". Todos sus movimientos eran sincronizados, y tenían una especial habilidad para tirar paredes. Pontoni era un jugador luminoso y Martino tenía sobre todo habilidad y rapidez. Jugaban de memoria. La ubicación de Pontoni marcaba la principal diferencia con respecto a la W-M. Pontoni no actuaba de ariete clásico sino que se retrasaba para participar más del juego, de tal manera que el equipo siempre tenía superioridad numérica a la hora de defender. Desequilibraban siempre con sus permutas.
Otros: También participaban el defensa Crespi, el polivalente De la Mata y el ariete Aballay.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.