Tribuna

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Cuatro o cinco puntos decidirán

Manuel Orantes

25 ene 1997 - 00:00CET

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La experiencia. La mayor experiencia de Pete Sampras en finales del Grand Slam será un factor que puede resultar determinante si el partido va ajustado. Sampras disputará su lla final del Grand Slam y ha ganado ocho títulos. Moyá juega por primera vez en una final grande. Ese aspecto ya se notó enel partido de Sampras contra Albert Costa. Sacó su mejor rendimiento en la quinta manga, cuando tenía el partido más complicado.

Pocas oportunidades. El encuentro se decidirá en cuatro o cinco puntos. El juego de Sampras puede resultar engañoso, porque comete errores en momentos no trascendentales, pero falla muy poco en los cruciales. Es un jugador que concede pocas oportunidades y Moyá deberá aprovecharlas.

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Y en la final, el número uno

Jugar muy concentrado. Para Carles será básico mantener siempre la concentración en su saque. Los jugadores de tierra batida se despreocupan a veces del servicio, pensando que ya lo recuperarán. Pero en pistas rápidas mantenerse sólido con el servicio es fundamental porque, si lo cedes, Recuperarlo puede resultar imposible.

El saque de Sampras. Ésta será una de las claves del partido. Tiene una gran variedad de servicios: cambia el ritmo, la dirección, y busca el punto incluso con el segundo saque. Cuando más lo necesita es cuando mejor saca, como hizo contra Costa. A lo largo del partido puede conceder una o dos bolas de break y hay que aprovecharlas.

Mejor en el fondo. Si Moyá logra restar bien, tiene muchas posibilidades de ganar porque en el juego de fondo es superior a Sampras. Su única oportunidad pasa por ahí y por mantener a Sampras en el fondo de la pista. Carles debe lograr que Sampras inicie su ataque a la red lo más lejos posible de ella desde fuera de la pista. La cuestión es que, hasta ahora, Moyá ha marcado el ritmo de sus partidos y ante Sampras irá a remolque. Hay que comprobar cómo reacciona ante esta nueva situación.

El calor. Juega a favor de Moyá. Sampras está poco acostumbrado a jugar punto por punto: es más débil de cabeza. Moyá es más luchador. Pero no es fácil que tenga una gran incidencia.

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