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FÚTBOL VIGÉSIMA JORNADA

El Zaragoza regatea a la desgracia en el pitido final

La Romareda se ha conjurado para llevar en volandas a los jugadores del Zaragoza hacia la salvación, y aunque ayer fuera en el minuto 91 los aragoneses rompieron el maleficio que les persigue. Hasta ese momento, todas las desgracias imaginables se habían cebado con ellos que habían dado un baño al Tenerife y habían disfrutado de numerosísimas ocasiones. En el colmo de las desdichas, Kily González estrelló un balón en la cruceta y Gustavo López envió un penalti al poste.Pero el Zaragoza ha entendido el envite del público y de la sociedad aragonesa, que ha hecho de la permanencia una cuestión de honor, y los jugadores se sobrepusieron a todos los problemas y siguieron acosando a Ojeda, hasta vencer a la desgracia con un gol que la afición celebró como si de una victoria se tratara.

Con el esquema de toda la vida y los jugadores de siempre, los zaragocistas salieron en tromba, metieron al Tenerife en su parcela y comenzaron a atosigar a Ojeda con constantes llegadas. Pero le faltaba el gol, su asignatura pendiente.

Que no es la del Tenerife. Vivar Dorado aprovechó la pasividad de la zaga para adelantar a su equipo. Pero el Zaragoza, lejos de hundirse, mantuvo la figura y empujó con más empeño, hasta que Morientes, ya en el descuento, materializó el empate.

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