MÁS VALE TARDE...

Más vale tarde que nunca. Así debe haber razonado Hildur Krusell, una ciudadana de la isla de Oland, en la provincia de Kalmar, a unos 420 kilómetros al suroeste de Estocolmo, a quien esta semana el cartero le entregó una tarjeta enviada por su nieto Gunnar 17 años atrás. Sorpresa para ella y ridículo para el organismo de Correos. La tarjeta había sido depositada en el buzón del correo de Farsta, una localidad suburbana de Estocolmo, el mes de mayo de 1979. Pese a que en los buzones está escrito que la correspondencia será entregada al día siguiente de ser depositada, esta vez tardó 17 años y siete meses justamente. Kjell Johansson, jefe del correo de Oland, no queda inmune a la sorpresa de tanta demora en estos tiempos de alta tecnología y correo electrónico. "Probablemente, la tarjeta quedó sujeta oculta detrás de algún objeto y con una mudanza u obras de reparación salió a la luz", dice como explicación. El episodio tiene otra derivación: la responsabilidad del Correo sueco, que asumió ser blanco de críticas y bromas y entregar la tajeta a su destinataria antes de arrojarla a una papelera, como probablemente hubiera ocurrido en algún otro lugar.-