El asesino de El Alamo mató por celos a su mujer y a su hijo
Manuel Sánchez Muñoz, fontanero de 36 años, mató el pasado 23 de mayo en El Álamo (3.100 habitantes) a su mujer, Elisa Cortés, y a su hijo Rafael, de tres años. El motivo del crimen, cometido a martillazos y con una botella de cava, había permanecido oculto, hasta que Sánchez, una vez encarcelado, se sentó frente al forense, le miró a los ojos y, tal como consta en el informe médico, le dijo: "Mi mujer me decía muchas cosas para ponerme nervioso... Me ponía los cuernos cuando me iba a trabajar. La maté porque pensé que me había engañado y maté a mi hijo porque no era mío... Se parecía a otros".La locura de celos de Sánchez, según el relato que figura en el citado informe, nació tres años antes, cuando empezó a trabajar con su cuñado. Creció entonces en la mente del fontanero la obsesión de que su mujer le engañaba. Una fijación que le hundió poco a poco en el odio. El hombre empezó a maltratar verbalmente a su esposa. El estallido se avecinaba.
La tarde del 23 de mayo, Sánchez, tras tomar un café, intentó entrar en la habitación de su mujer. "No me dejaba entrar y pensé que lo hacía porque tenía a alguien dentro... Le dije que viniese a la cocina y le di un botellazo y un empujón, y luego otro... La metí debajo de la cama y me quedé esperando el día; luego llamé a mi hermana". Entretanto, Sánchez mató también a su hijo -no así a su hija, sobre la que no albergaba ninguna sospecha-.
Su abogado, Juan Carlos Izquierdo, considera que el detenido es penalmente inimputable debido a su estado de enajenación mental. El informe forense establece que su trastorno delirante anuló sus facultades.