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LA RETIRADA DE UN MITO

El nuevo Banesto busca recuperar la ilusión

Carlos Arribas

El primer día de jubilación lo pasó Induráin mudo y recluido en su casa antes de acudir al Ayuntamiento de Villava a recibir el homenaje de sus paisanos. No cumplió con lo que muchos habían previsto, una visita al equipo Banesto, concentrado en un hotel cercano. No es hombre de símbolos el navarro. Seguro que le habría parecido hasta cursi acudir a dar el relevo al que todos designan como su sucesor: Abraham Olano, el nuevo líder del Banesto, que también piensa en el Tour. Sin embargo, allí se habría encontrado Induráin con una gente que le echa de menos y que busca recuperar la ilusión.

"Si Olano funciona...", se oye como latiguillo entre la gente del Banesto. Entre los corredores, mecánicos, masajistas y demás. En tonces vuelve el brillo a sus ojos. "Tenemos que volver a encandilar a la sociedad", dice José Miguel Echávarri. "Sustituir a Induráin será imposible porque es un hombre que trascendía sus propios triunfos deportivos. Aparte de un ganador de cinco Tours, ha sido un modelo para la juventud, un fenómeno social por su forma de ser y comportarse". Pero en lo deportivo, tienen a Olano, el único español ahora capaz de despertar ilusión. "Será duro ahora", dice el guipuzcoano. "Pero el verdadero golpe no ha sido la retirada, fue cuando no ganó el sexto Tour. Nos habíamos llegado a creer que ganar el Tour era el pan de cada día". "Si funciona Olano...", vuelve a oírse. Pero Echávarri es cauto. "No quiero cargar ahora de responsabilidad a Abraham", dice el hombre que forjó a Induráin en su amor al Tour. "No sería justo presionarlo". Y tampoco necesario, podría añadir el ciclista guipuzcoano. "No sufro más presión por la retirada de lnduráin", dice Olano, que siempre manifestó su deseo de que continuara corriendo el navarro. No le molesta que le digan que es ahora la cabeza del ciclismo español. "No me molesta que me exijan, porque lo que me exijan los demás siempre será menos que lo que me exijo yo a mí mismo".

En Olano, el ciclismo español ha encontrado a otro verdadero hombre Tour. Muchos ya empiezan a recordar en estos momentos cómo se pensaba que después de Pedro Delgado sería el desierto y, sin embargo, apareció un tal Induráin. Lo dice Echávarri: "Pensábamos entonces que Delgado era una isla, cuando fue un puente hacia todo un continente, hacia Induráin". Y aquí llega Olano, como un nuevo presagio de triunfo.Otro deportista español ambicioso y con capacidad. "Para mí, hacer un buen Tour es ganarlo", dice. "No entiendo de ningún deportista que se conforme con ser segundo". Guardemos la respiración hasta julio.Mientras tanto, empiezan a verse detalles de la paulatina conversión de Olano al estilo Banesto. Aunque muchos de ellos ya eran made in Olano, otros han ido añadiéndose. No sólo el laconismo o la discreción pública. También el ambiente de misterio que siempre rodeó a las decisiones de Induráin. Sin embargo, destaca un hecho sobre todos: la supeditación de todo al Tour. "En el ciclismo actual, tal como van los rivales, no se puede tener un estado de forma excepcional muy largo. Cuanto más corto, más alto", dice. Así, que hasta julio, puesta en forma. Como Induráin. Después, como Induráin, ya veremos. "Por ejemplo, me ronda en la cabeza el récord de la hora, pero si me centro en el Tour, será imposible". ¿Y la Vuelta? "Pues depende de como acabe el Tour y de si veo si es una buena preparación para el Mundial, que se corre en mi casa, en San Sebastián".

El Banesto cambia para que todo siga igual. Otro símbolo: Armand de las Cuevas abandonó el equipo en el 93. Ha vuelto y se ha encontrado a sólo cuatro supervivientes de su época: Marino Alonso, Pruden Induráin y Joserra Uriarte.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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