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Polémica en Estados Unidos por un violento telefilme de Anjelica Huston

Pocas veces una película hecha para la televisión desata las pasiones que ha levantado en EE UU Bastard out of Carolina, el debú como directora de Anjelica Huston, la hija del gran cineasta John Huston. El telefilme, sobre una niña que es violada por su padrastro, fue encargado a Anjelica Huston por la cadena de televisión TNT, propiedad del todopoderoso Ted Turner, pero cuando éste la vio, en un pase privado, decidió no emitirla por la crudeza de sus imágenes.

Bastard out of Carolina está basada en una novela de Dorothy Allison sobre las torturas y abusos sexuales que sufre una niña de doce años por parte de su padrastro. Originalmente los derechos los compró la cadena de cable Showtime, que se deshizo pronto del proyecto. Al recogerlo la TNT, el guión llegó a las manos de Anjelica Huston, pero finalmente, tras la intervención de Ted Turner, regresó a Showtime, donde se emitió el pasado domingo por la noche.Es la segunda vez en las últimas semanas que se produce una actuación de este tipo por parte de ese magnate audiovisual, responsable último de varias cadenas de televisión (entre otras la CNN) y distribuidoras de cine. Recientemente, Ted Turner forzó a retrasar indefinidamente el estreno en EE UU de la película de David Cronenberg Crash.

Bastard out of Carolina, entre cuyos protagonistas se cuenta la actriz Jennifer Jason Leigh, fue mostrada en el pasado festival de cine de Cannes ante la consternación del público. "Me sorprendió que una cadena de televisión se embarcara en esto", ha declarado Anjelica Huston al diario The New York Times. "Pero como me lo había mandado directamente la TNT, creía que sabían dónde se estaban metiendo".

En críticas, por lo general muy positivas, diversos medios han calificado al telefilme de "brutal", "poderoso" y "acongojante". El hecho de que Bastard out of Carolina se haya emitido en la cadena Showtime, después de una considerable cantidad de publicidad previa debido a la polémica, significa dos cosas: primero, que al tratarse de un canal de pago con una clientela muy exclusiva, sus índices de audiencia serán bajos y la controversia probablemente se agote por sí sola; y segundo, que precisamente por la naturaleza de esa cadena, el umbral de violencia y realismo que se admite es mucho más elevado que el habitual en las películas sobre enfermedades y crímenes en las cadenas mayoritarias.

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