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Milosevic y la oposición negocian en secreto una salida a la crisis serbia

La oposición serbia mantiene públicamente como única estrategia la continuación de las protestas callejeras para forzar a Slobodan Milosevic al reconocimiento de su victoria electoral del pasado noviembre. Pero bajo cuerda, según declaró ayer a este periódico el nacionalista Vojislav Kustunica, uno de los líderes opositores, el presidente serbio y sus adversarios buscan por personas interpuestas una salida a la crisis antes de que se les vaya de las manos.

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"No hay otra alternativa que las manifestaciones", afirma el jefe del Partido Democrático de Serbia, "pero creo que no tenemos todavía fortaleza suficiente para echarle [a Milosevic desde la calle". Belgrado fue de nuevo ayer escenario de una masiva marcha contra Milosevic, un día después de que el Tribunal Supremo rechazara los argumentos de la oposición sobre su victoria en la capital en los comicios municipales del pasado 17 de noviembre. Pero los trabajadores industriales, cuyo apoyo, se considera decisivo para poner de rodillas al presidente serbio, brillaron una vez más por su ausencia. Un intento de huelga en una fábrica de tractores se saldó con una mínima participación. Vuk Draskovic, el líder opositor más colorista, relataba a este periódico que "cien mil trabajadores están bloqueados en las fábricas por la policía", que obstaculiza su incorporación a las manifestaciones en diferentes ciudades. Draskovic, jefe de uno de los partidos de la coalición Unidos, aseguró que "la lucha continúa y continuará indefinidamente", pero las palabras del fundador del Movimiento Serbio de Renovación, probablemente el menos creíble de los adversarios políticos de Milosevic, parecían más una letanía para uso propagandístico que la expresión de una estrategia coherente a medio plazo.

A diferencia de Kustunica, el converso Draskovic -que ha viajado de un nacionalismo incendiario a un pacifismo gandhiano-dice creer que la calle, como en Checoslovaquia hace seis anos, obrará el milagro, de "liquidar al dictador". "Pero esto es Serbia y aquí las cosas llevan tiempo", añade. Zajedno (Unidos) es una alianza de circunstancias cuyos dirigentes reconocen abiertamente serias divergencias. Sus partidos más visibles -el Democrático, de Zoran Djindjic, y el de Draskovic- han negado repetidamente en los últimos días cualquier diálogo con el poder. Sin embargo, Vojislav Kustunica aseguró ayer que durante la semana pasada ha habido contactos directos entre representantes de ambas formaciones, embajadores occidentales y personas muy próximas a Milosevic para buscar un compromiso.

Recurso en el Supremo

Tras el fallo del Supremo, el pasado domingo, en contra de la oposición, la Comisión Electoral de la capital serbia, de la que forma parte el partido socialista gobernante (ex comunista) ha decidido ahora referir la disputa a una instancia superior, el Tribunal Supremo federal, que en teoría debería pronunciarse esta semana. Para algunos, el nuevo movimiento legal significa que Milosevic está dispuesto a ceder; para otros, que sigue ganando tiempo.

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