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Un programa, pero sin presupuesto

Existe un programa oficial para mejorar la situación de los chavales de centros de protección que cumplen la mayoría de edad. Pero no presupuesto para él. Sin embargo, la directora del Instituto Madrileño del Menor y la Familia, Esperanza García, es optimista.

"El instituto tiene un buen presupuesto para 1997 (7.493 millones de pestas), cuando el año pasado fueron 6.888, así que intentaremos sacar dinero para el programa de mayores una vez cubierto el trabajo con los menores, que es al que nos obliga la ley", asegura. "Con 20 o 25 millones se podría dar un impulso a estos planes", añade.

Para poner en marcha un programa, el Gobierno regional tendría que aportar 876 millones en cuatro años. Con ese dinero se abrirían 15 nuevos pisos tutelados (con seis u ocho plazas cada uno) para evitar la estancia en internados de mayores de 15 años.

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El salto sin red

Ahora hay 70 chicos de esa edad que siguen en residencias, porque las 100 plazas en pisos propios y concertados ya están cubiertas.

Potenciar los pisos

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La razón de potenciar los pisos frente a las residencias es que en ellos resulta más fácil trabajar con el chico para que aprenda a buscarse la vida.En los colegios, con decenas de chiquillos bajo un techo, el trato es más impersonal y los chavales se desligan más de los programas.

También se ve necesario abrir ocho pisos, sin apenas presencia de educadores, para cedérselos durante un tiempo a chicos de 16 a 18 años y otros para chavales minusválidos.

Otro de los objetivos sería crear una bolsa de formación, trabajo y vivienda para los chavales. La tarea de sus encargados sería buscar pisos económicos, en el mercado libre o a través del Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima), o entrevistarse con empresas que precisen trabajadores.

También se ve necesario potenciar el padrinazgo de estos adolescentes por parte de familias. No serían ni adopciones ni acogimientos, sólo adultos de referencia a los que el chaval puede acudir. No es un apoyo económico, sino afectivo. Una fórmula similar la diseñó en Girona la Asociación de Familias Acogedoras y Adoptivas.

Asimismo, está previsto ampliar las ayudas económicas que reciben algunos de los chicos que salen de la red. En 1996 se han concedido 11 prestaciones de unas 30.000 pesetas mensuales durante un máximo de un año.

Los responsables del instituto aseguran que estas ayudas nunca se han dejado de dar por falta de fondos, pero exigen que se justifique el destino del dinero para que no sea la sopa boba. Entre las asociaciones existe la sensación de que éste es un recurso difícil de conseguir. Se ampliaría su número y su cuantía, hasta las 40.000 pesetas.

Para este trabajo haría falta un director, cuatro educadores, un psicopedagogo, un trabajador social, un graduado social y un administrativo.

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