Regreso a la infancia

Leer puede ser un juego muy divertido, y escribir puede serlo más aún. Ése fue el mensaje que cinco autores consagrados -Antonio Gala, Jesús Ferrero, Luis Carandell, Rosa Montero y Fina Casalderey- llevaron ayer en el Museo del Ferrocarril a los niños que acudieron a celebrar el 15 cumpleaños de la editorial de narraciones infantiles y juveniles Barco de Vapor. Asistieron al acto, además de escritores e ilustradores de la colección, más de quinientos niños de diez colegios madrileños y algunos más que habían ido a ver el museo y aprovecharon para quedarse a la fiesta; también varios payasos, la compañía de teatro que representa Cantando sobre la Mesa en el teatro Lara y cuatro convoyes de trenes antiguos que flanquearon por ambos lados un pequeño escenario donde los cinco autores regresaron por unos minutos a su infancia para leer los cuentos que más les gustaban de pequeños.Antonio Gala sostuvo su bastón mientras narraba las aventuras de Alicia y sus mágicos compañeros de conversación: el Sombrerero Loco, la Liebre de Marzo, el Lirón.

"Lo más divertido es que corráis con Alicia sus mismas aventuras", dijo Gala, después de recomendar la lectura del libro de Lewis Carrol. Los escolares, de tercero de enseñanza básica a primero de la ESO, siguieron muy formales la lectura de Ferrero: "Con diez cañones por banda, viento en popa, a toda vela...", de la Canción del pirata, de Espronceda. Luis Carandell se embarcó en La Isla del Tesoro, de Robert Louis Stevenson. "Esa la he leído yo", dijo con orgullo una niña de cuarto curso.

Rosa Montero les dio un poco de envidia al explicarles que de pequeña había estado en casa, sin ir al colegio, de los cinco a los nueve años porque estuvo enferma: "Me lo pasé bomba porque leí muchos libros y también escribí muchas historias". Montero leyó un pasaje de las historias de Guillermo Brown, de Richmal Crompton.

Quien no tuvo que hacer esfuerzo para regresar a la infancia, porque convive con ella todos los días y a todas horas, fue Fina Casalderey, pren-iio Nacional de Literatura Infantil 1996, que es maestra en Moraña (Pontevedra) y tiene dos hijos. Casalderey, que escribe en gallego, trajo para los niños de Madrid dos historias propias: la de ella misma, que casi sabía leer en el vientre de su madre porque tenía la casa tan llena de libros "que al abrir una alacena te caían sobre la cabeza", lo que resultó mentira, aunque casi todos se la habían creído, y El misterio de los hijos de Lúa, una gata abandonada que recoge un niño en su casa y después se mea en el serrín del belén.

Fina Casalderey se metió a los chavales en el bolsillo: "Sigue, sigue", la animaron, cuando dijo que los estaba cansando. "Pero si ya tendréis el culo frío", contestó ella. Y frío hacía, los únicos que no lo tenían eran los trenes, pero los 500 y pico se animaron cuando llegó la hora de comer: "Pues yo pienso leer todos los cuentos de la gallega", dijo una niña mientras se alejaba camino de los emparedados.