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Entrevista:

"Lo mejor que tiene esta ciudad es su desarraigo"

Cuenta que nació en Bilbao porque de algo tenía que presumir. Rescató del árbol genealógico su cuarto o quinto apellido, Pávez, porque "Ruiz no me servía para ser actriz. ¡Se lo quitó hasta Picasso!". Es una mujer entrañable por dentro y por fuera. La vida no ha sido con ella digamos que induIgente y, a cambio, Terele planta al peor tiempo su mejor cara. Cuando Mario Camus la llamó para ser la inolvidable Régula de Los Santos Inocentes, la actriz vivía en una pensión sin estrellas. Su hijo, Carolo, comentó: "mamá, no nos dejan ser ricos ni en el cine". Pero su boca no articula cuitas. Sólo gratitud para quienes la han convertido en la alcahueta más célebre y tenaz de la literatura española. Un personaje, La Celestina, que le llega a Terele con 57 años cumplidos y un currículo apócrifo que ni se molesta en corregir. Inolvidable como para ir por la vida sin carné de identidad, reflexiva y parlanchina, es amable y puntual con esta periodista. Y, además de buena actriz, modesta admiradora de quienes deben aprender de ella.Pregunta. Han dicho que su interpretación de Celestina está muy por encima del resto del reparto.

Respuesta. Eso no es ni justo ni cierto. Siempre digo lo mismo: sin un buen director y unos buenos actores que me arropen, soy incapaz de hacer nada. En esta película hemos trabajado todos muchísimo. Espero que esa honestidad se tenga en cuenta a la hora de los juicios.

P.¿Por qué se empeñan en tacharla de indisciplinada?

R.Por lo mismo que las guapas , se dice que no es para tanto, o que son tontas.Por que la gente sabe dar donde se supone que más duele. Yo, para todos los que me han hecho sentirme tan feliz transformada en Celestina, sólo tengo un profundo agradecimiento.

P .¿Qué es para usted el fracaso?

R. Yo jamás me he sentido fracasada. Son los demás quienes fracasan conmigo. Un fracaso significa que has tenido una oportunidad. A mí, con eso me basta.

P. ¿Por qué presume de ser vasca?

R. Debió ser casual. Con menos de un ano ya estaba viviendo en Madrid. Pero como nací allí, pues presumo y eso no me lo puede quitar nadie. Envidio muchos lugares de España por esas cosas de la tradición. Pero, en definitiva, lo que más me gusta de Madrid es su desarraigo. Cada vez que quieren presentar un Madrid con raíces, se lo cargan.

P. ¿Quiere decir que Madrid no tiene costumbres?

R. Pues sí. Pero ése es el encanto, que nadie quiere a esta ciudad y aquí estamos. ¿Por qué? Porque nos da igual. Si Madrid está llena de gente maravillosa que no busca sus raíces, nadie debería empeñarse en inventarlas.

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