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Un sector duro del PCE planta cara a Anguita y firma las críticas a la dirección madrileña

La Plataforma de Opinión para el IV Congreso del Partido Comunista de Madrid, que había circulado anónimamente por las agrupaciones de la organización, tiene ya nombres y apellidos. Susana López, Ángeles Maestro, Fernando Pérez Iglesias, José Valentín y Dolores Ruano han suscrito, con otros 80 militantes más -todos ideológicamente cercanos al sector más ortodoxo del partido y algunos con responsabilidades federales-, un documento que, en una durísima crítica, pide la sustitución de la actual dirección del PCE de Madrid por no seguir las líneas del XIV Congreso Federal del PCE. La dureza de las acusaciones contenidas en el texto obligó a saltar a la arena al secretario general, Julio Anguita, que salió en defensa del secretario general de los comunistas madrileños, Ángel Pérez, advirtiendo que la dirección federal del partido no respaldaba las críticas. ¿Crisis cerrada? Pues, no. Anguita no ha conseguido desactivar la operación. Todo lo contrario. Los autores del documento no han dado marcha atrás. Y, en lo que es un hecho insólito en la organización, han plantado cara al propio Anguita. A sus avisos han respondido estampando sus nombres en el manifiesto y convirtiendo un anónimo en un manifiesto que ha marcado una clarísima trinchera entre los distintos sectores comunistas. El viernes entraba en la sede federal del PCE el texto con las firmas de más de 80 militantes. Y era remitida una copia a Angel Pérez, a Justiniano Martínez, responsable del área del partido de Madrid, y a Javier Ruiz, responsable de organización.

La autoridad de Anguita, nunca cuestionada ni en IU ni en el PCE, últimamente está teniendo que aguantar el pulso de los sectores más duros del PCE que quisieran un secretario general beligerante con los dirigentes más abiertos del partido.

Pero Anguita no puede llamarse a engaño. Ya le ocurrió algo así en Andalucía, donde sus intentos de poner paz en la crisis provocada por las elecciones del 3 de marzo se saldaron en un relativo fracaso. No consiguió la dirección que hubiera deseado.

Hoy es Madrid quien le ha doblado el brazo. El documento es un ataque demoledor no sólo contra la dirección de Madrid, sino contra una línea política abierta, tanto en IU como en el PCE. Y, sobre todo, hacia dirigentes que han intentado huir de la ortodoxia comunista para acercarse a sectores más moderados de la sociedad.

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