_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El planeta americano

El resultado de las elecciones americanas de 5 de noviembre ha dado pábulo a los sentimientos de superioridad de todos nuestros anti-yankies. La confirmación como presidente de un centrista que ha vuelto la espalda al Estado de bienestar, la baja tasa de participación popular en la elección presidencial, la mayoría republicana mantenida en el Congreso, la escasa importancia prestada a los asuntos internacionales durante la campaña electoral: todo ello se ha concitado para que muchos izquierdistas a la violeta vuelvan a entonar sus salmodias contra el "imperio", como ellos llaman a la gran república amiga.El antiamericanismo de tantos lectores de EL PAÍS viene superiormente representado por el galardonado ensayo de Vicente Verdú sobre la nación que le dio acogida durante tres años. Para él, "los norteamericanos, que son recatados en las cuestiones de sexo, son obscenos en todo lo demás"; aman el miedo, el dinero y a Dios; odian a los intelectuales. "La idílica revolución americana se encuentra a estas alturas tan humanamente fracasada como la de la URSS ( ... ) el dinero es soberano en la elección de un presidente".

Curiosamente, este presidente ha sido reelegido con el apoyo financiero de los sindicatos obreros, no del gran capital, que es republicano. El "obsceno" votante americano en su mayoría ha sabido dividir su voto, revalidando a un presidente que parece haberles devuelto su prosperidad, pero poniendo freno a su poder con un Senado y una Cámara de mayoría contraria. -

Durante los cuatro años de presidencia de Clinton se han creado en los EE TIU diez millones y medio de nuevos puestos de trabajo, mientras la Unión Europea, de extensión y población comparable, sólo ha añadido uno y medio, la mayor parte en la Administración pública. Con el apoyo del presiden ' te de la Reserva Federal, Alan Greenspan, la sociedad americana ha promediado un crecimiento del 3%, con una inflación por debajo de esa cifra. La vigilancia del secretario del Tesoro, Robert Rubin, ha ayudado a reducir el déficit de 290.000 millones de dólares a 107.000 millones de dólares durante los cuatro años de Clinton.

El propio Clinton debe de estar agradecido por la obstrucción republicana en las Cámaras: ellas- le libraron del plan médico de su primera dama, que le tiene atrapado como cualquier mujer poco agraciada a un marido pillado infraganti. El Congreso echó a pique también el paquete de gasto de 60.000 millones de dólares que Clinton quiso "votar" recién elegido. Le empujó también a su denostada reforma del Estado de bienestar, uno de los más dispendiosos del mundo, que servirá para encauzar a muchos parados, capaces de trabajar, pero instalados en la mendicidad (como los beneficiaros del PER en España).

No me atrevo a decir cuál fue mi reacción al leer las galardonadas páginas del ensayo de Verdú, a quien no le gusta la risa: para ese avezado periodista, la prueba del tiintelectualismo americano es que ningún pensador americano (ni siquiera los muchos premios Nobel) se atreve a hablar en serio. "En las conferencias universitarias ( ... ) en los juicios, en los discursos políticos (...) existe, al menos un momento en que la concurrencia se ríe".

En cambio, con el libro de Verdú nadie se ríe.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_