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Hierro, un central

Santiago Segurola

Como cualquier aficionado pudo advertir, el mejor futbolista del Madrid en Compostela fue Hierro, de quien se apreciaron todas sus cualidades como central: su jerarquía, la correcta interpretación de las jugadas, la puntualidad en eso que los ingleses llaman timing y los suramericanos tiempismo, su poderío en el juego alto, la potencia para encimar a los delanteros contrarios, los recursos para sacar la pelota con el criterio que le falta al resto del equipo. En fin, todo el repertorio de un defensor formidable, el mejor del fútbol español y quizá de Europa ahora que a Baresi le peinan canas y le fallan los huesos.Los más atentos a las minucias dirán que Hierro no jugó en Compostela, como si el argumento invalidara el juicio sobre el central madridista. Precisamente por no jugar, asomaron las innumerables deficiencias de la retaguardia del equipo, que tiró mal el fuera de juego, no cabeceó, se metió demasiado atrás, permitió demasiados mano a mano con Illgner y siempre dio mala pinta. Todo esto no ha sucedido cuando ha jugado Hierro, a pesar del desesperante juego del Madrid. El fútbol del equipo puede ser infame, como sucedió en Compostela, pero con Hierro el orden defensivo está asegurado, hasta el punto de que hasta ahora Illigner había pasado inédito. Desde el domingo, sabemos que el portero ha sido un buen fichaje.

Sobre Hierro se ha producido un debate perenne que el jugador no ha ayudado a aclarar. Antic le sacó de la defensa, le colocó en el medio campo sin otra obligación que aprovechar su llegada y el hombre marcó goles a chorros. Clemente, que quería enmendar la plana a Valdano y jabonar el ego del futbolista, también le puso en la media y dijo que era el mejor centrocampista europeo. Y Hierro sigue convencido de que su sitio está en la media, porque allí le excita la posibilidad del gol en los remates largos, en los cabezazos o en las irrupciones por sorpresa. Pero lo quiera o no, Hierro es central. En el medio campo genera poco, es vulnerable en el aspecto defensivo y siempre está dos puntos por debajo de la velocidad del partido.

Incluso la historia le perjudica. Los dos únicos títulos que ha conseguido Hierro han sido como central. Con Toshack en la temporada 89-90 y con Valdano en la 94-95. Sus introducciones en el medio campo sólo han confundido por el fulgor que provocan los goles. Pero la realidad es terca y se aprecia en partidos como el de Compostela, donde la ausencia de Hierro resultó decisiva en las calamidades defensivas de su equipo y ayudó a entender la verdadera naturaleza de este defensa singular: uno que de lejos es el mejor de España y no lo sabe. O no lo quiere saber.

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