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COMPETICIONES EUROPEAS. COPA DE LA UEFA

El Espanyol se despide con estilo

Robert Álvarez

El Espanyol se despidió de la UEFA con estilo. Ganó un partido, atisbó por momentos la gesta de levantar el 0-3 de la ida y se fue del estadio del Feyenoord con la cabeza alta. Nada que reprochar salvo un exceso de academicismo y su falta de temeridad siquiera en los minutos finales. Pero murió de pie y blandiendo sus armas. Sin ellas probablemente hubiera sido humillado de nuevo.No hay fútbol sin un móvil. El Espanyol, visionario si se quiere, lo tenía. Se trataba de quitarse la espina del desastre de hace dos semanas en Sarriá y atisbar al menos la gesta de remontar un 0-3. El Feyenoord no pudo protagonizar un arranque más flaccido. El resultado de ida, la fiesta de rayos láser y música que se organizó en los prolegómenos del partido y el propio peso de su historia le dejaron sin saber por donde coger un partido que creía superfluo.

EI gol de Moisés Arteaga cerró la fiesta holandesa. El tanto tuvo un doble efecto. El Feyenoord tardó pero acabó metiéndose en el Ido.

Cuando el Feyenoord empezó a salir de su cueva, el Espanyol cedió terreno en busca del contragolpe. Lardín flotó como un corcho mientras que Boateng acababa de ser su implacable marcaje. Empezó a correr el reloj mientras el guardameta Toni mantenía el hilo de esperanza en un mano a mano con Taument. El Espanyol eligió la vía académica. Mantuvo un mínimo caudal ofensivo y forzó algunas ocasiones aisladas de Lardín. Pero no quemó sus naves. Lo fió todo a su juego de libro.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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