_
_
_
_

Los conflictos del vestuario enturbian el liderato del Barça

El club estudia sancionar a Pizzi, que pide a Robson que le respete tras no ser convocado

Dos imágenes tan televisivas como son una discusión organizada por Stoichkov por tirar un penalti y el enojo de un suplente por ser sustituido, tal es el caso de Pizzi, han emborronado el liderato del Barça en la Liga y han puesto de manifiesto que hay dos historias paralelas en el Camp Nou. Una es la que escribe Ronaldo, todo un cuento de hadas que se refleja en el marcador, y la otra es la que se gesta en las entrañas del camerino.Ayer, Pizzi retó de nuevo a la directiva al saber que no había sido convocado para jugar contra el Valencia: "No soy un crack, pero estoy en la historia del fútbol, fundamentalmente español. Me merezco un respeto y no me lo han dado". La Comisión técnica del club, integrada por el presidente Núñez y Robson como principales, estudiaba sancionar a Pizzi a última hora de anoche:

El mejor actor es Hristo Stoichkov. El delantero búlgaro es capaz hasta de desafiar en público al capitán Gica Popescu para intentar mostrar a la hinchada un ascedente que se le niega en un vestuario en el que ya ha tenido algún cuerpo a cuerpo, entre ellos, uno con Guardiola tras la disputa del derby catalán. La plantilla le rechaza por su actitud insolidaria. No olvida que el búlgaro la descalificó antes de irse al Parma y no entiende por qué el presidente Josep Lluís Núñez le recontrató argumentando que tenía una deuda pendiente.

El mejor aliado de Stoichkov es un sector de la afición y es, en este contexto, donde debe entenderse su expresividad en la cancha. Así se explica por qué quiso tirar el penalti contra el Logroñés que le tocaba lanzar a Popescu cuando el rumano pasaba por ser, justamente, su amigo. La decisión de Stoichkov dejó a Popescu sin galones ante la grada y puso al descubierto la falta de jerarquía en el equipo: el capitán de campo quedó desautorizado, el capitán de plantilla [Bakero] ni siquiera se sienta en el banquillo y el entrenador no habló hasta que entró en la sala de prensa.

Más que mandar, Robson generalmente gesticulaba en el banco o en la banda. La primera vez que se pronunció fue el miércoles en Sevilla y consiguió enojar al futbolista más paciente: Pizzi. El hispano-argentino puso cara de póquer al ver que el cuarto árbitro tenía en la mano el cartel con el número 19, comenzó a renegar mientras se acercaba a la banda, saludó a Nadal como pudo, mandó al carajo al segundo entrenador Jose Mourinho cuando intentaba explicarle el por qué de la sustitución.El ariete azulgrana se sintió humillado: llevaba sólo 25 minutos en la cancha del Sánchez Pizjuán desde que entró por Stoichkov y Robson había decidido sustituirle para administrar el gol de ventaja logrado entre Figo y Luis Enrique. Pizzi no puede evitar sentirse un suplente sustituido, nueva demarcación en un equipo con suplentes-especialistas como es el caso de De la Peña.La respuesta de Robson al cabreo de Pizzi resultó tan fuerte como la propia sustitución: "Me pagan para tomar decisiones y ganar partidos". Las palabras del técnico dejaron insensibles a la mayoría del grupo. Robson no tiene todavía ascendente sobre la plantilla. Un ejemplo: Ronaldo se permitió incluso el lujo de imitar al técnico desde los altavoces del avión en el viaje de regreso de Compostela.

El desafío de Stoichkov, el enojo de Pizzi, el plante de Ferrer al anunciar que no volvería al equipo mientras no estuviera recuperado de su lesión y el absentismo de Robson han acentuado la falta de autoridad y de liderazgo.

Hay un cierto desgobierno en el camerino y la carpeta de asuntos pendientes va engordando: no se han resuelto las primas -la plantilla pide un premio extra si el equipo queda segundo y se clasifica para la Liga de Campeones-; las fichas de los jugadores que ya estaban en el equipo han quedado desfasadas respecto a los fichajes; no hay un criterio en los viajes -igual se va en vuelo regular que en un charter-; no hay solución para los futbolistas que no van convocados ni se les facilita el traspaso ni se les da otra respuesta que no sea la de que son "imprescindibles"; ni tampoco se da una salida a casos como el de Nadal, que tras ser declarado transferible ahora se le niega su pase al Manchester United; o el de Cuéllar, que ha desaparecido de la lista de convocados tras cumplir su cuarto partido de Liga y, por tanto, está en condición de cambiar de equipo; o el de Prosinecki -sigue esperando a que el club le permita irse al Sevilla-; o el de los canteranos -tanto Roger como Celades están prácticamente inéditos, óscar continúa lesionado y a De la Peña no se le encuentra salida.

La directiva no atiende a las reivindicaciones particulares, y las colectivas no existen. Bakero está a punto de irse al Veracruz y su segundo, Popescu no sólo fue desautorizado por Stoichkov sino que perdió cualquier autoridad moral al ponerse el brazalete que en su día le puso Cruyff tras quitárselo a Amor.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_