SILBA SIN MOLESTAR
La intervención salomónica de un juez autorizando a Esther Rozenberg a "silbar tres horas al día" zanjó una agria disputa que mantenía con sus vecinos, hartos de escucharla constantemente de día y de noche. Esther, de 47 años y vecina de la ciudad de Raanana, fue demandada por sus vecinos ante el juzgado de Kfar Saba por emitir ruidos molestos". El juez optó por una solución que respetara los derechos de todos, y autorizó a Esther a silbar, pero sólo tres horas. "Los silbidos de Rozenberg desde la mañana hasta la noche nos ponen nerviosos", protestaron ante el magistrado los vecinos, que antes de acudir a los tribunales intentaron silenciar a Esther con insultos y frases ofensivas pintadas en la puerta de su casa. Claro que Esther ha encontrado un remedio a la sentencia. "Prohibirme silbar, algo que hago desde los diez años, es como impedirle a alguien que sonría, y por eso me quedo más horas en mi trabajo para silbar sin que nadie me moleste", comentó.-
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