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Reportaje:

"Tenía ganas de desaparecer"

La esgrimista Taymí Chappé se recupera de su fracaso en los Juegos de Atlanta

Era una de las opciones de medalla en los pasados Juegos Olímpicos de Atlanta por su calidad y sus resultados anteriores. Cuando la esgrima española jamás había aspirado antes al podio con tantas posibilidades, la llegada de esta cubana nacionalizada lo cambió, todo. Nunca se había hablado tanto de este deporte como con ella. Estaba entre las candidatas más seguras al éxito, pero entró en el saco de los fracasos. Las, expectativas creadas se frustraron fulminantemente, algo que no sólo le sucedió a ella, sino también a otras favoritas -o favoritos, como el francés Eric Sreki en espada-. Taymí Chappé, exenta en la primera ronda de la espada femenina, perdió en la segunda su primer combate con la coreana Jung Sun Ko, y fue eliminada. Mientras en otros deportes los éxitos iban a llegar hasta las 17 medallas, la esgrima se marchó de la capital georgiana apenas con el sexto puesto del equipo masculino de sable y el séptimo de espada. Unos diplomas de consolación que ya no sirven para salvar la cara en el deporte español."Tenía ganas de desaparecer. Para mí todo fue muy feo. Hasta que regresamos pasé casi una semana muy mal. El ambiente, los últimos días también hacía mal tiempo, llovía...", dice Taymí, que ya se entrena para los próximos Europeos de Limoges (Francia), en noviembre. La vida sigue y ella ha tenido un largo tiempo para recuperarse del batacazo. Al parecer, al final no e afectó tanto la mala organización de los Juegos o el fallo en la competición, como la envidia que según todos los indicios se mueve en este deporte.

"Quería olvidarme de todo aquello y empezar a entrenarme otra vez. Mis verdaderos amigos se pusieron muy contentos de estar conmigo y a los tres días de llegar a Madrid me apunté a un gimnasio para hacer aerobic y pesas. "Tú estás loca, me dijo mi hermana que había venido para acompañarme y que me convenció para que nos fuéramos a Cancún de vacaciones. Estuvimos 15 días y me vino muy bien, pues desconecté", comenta.

Taymí dice tener "los ánimos reciclados" y encarar el futuro de la forma, más positiva. "No me voy a poner a trabajar, ni mucho menos. Aunque me rebajen la beca ADO tengo incentivos por Copa del Mundo, donde fui en la pasada edición dos veces segunda y cuatro tercera. De todas formas, yo no cobraba la beca A-1, la primera, sino la A-2".

"Los pies en la tierra"

La tiradora ha tomado lo ocurrido como una gran experiencia: "Lo que me ha pasado me ha venido a demostrar que hay que tener los pies en la tierra". Y no quiere echar las culpas a nadie: "Me pudo haber pasado con presión y sin presión. Cuando uno tiene una responsabilidad debe asumirla, incluída la mayor atención de los periodistas. También me ha pasado en Copa del Mundo que me han eliminado en el primer o segundo combates. Hay rivales que te van mejor y otros no. Sencillamente fue que se dieron unas condiciones determinadas, tenía que hacer unas cosas en el momento y no las hice".Taymí se vio sorprendida en el World Congress Center por la coreana Jung, mucho más baja que ella, que tras unos principios igualados se colocó con un 8-4 favorable. Aunque la hispano-cubana remontó hasta empatar a ocho demostrando su calidad en cuatro tocados consecutivos, no supo nadar y guardar la ropa a continuación. Su orgullo revolucionario -el que también la llevó a ser campeona mundial individual por su país de origen, y con España al entorchado por equipos en 1994, además de una Copa del Mundo- le jugó esa vez una mala pasada. Se aceleró y la coreana lo aprovechó.

Privilegiada

Las críticas de los técnicos fueron unánimes, porque de su calidad cabía esperar otra actuación. Taymí lo acusó, pero reconoció desde el principio que se había equivocado y enseguida quiso ver el lado bueno de la historia. "En este deporte que se decide por instantes hay que tener suerte y yo me puedo considerar afortunada. Aparte de que me he entrenado y trabajado, hay otra gente que lo ha hecho y no ha podido ser tan privilegiada".Taymí intenta centrarse en su futuro, porque calidad tiene para salir adelante. Casi como un símbolo se cortó el pelo y renovó el espíritu. Sólo falta que el ambiente le favorezca. Por ejemplo, que encuentre más ánimos en las gradas que los de sus compañeros cubanos, como sucedió en Atlanta. Mientras se vivía todo un funeral español a escasos metros de ella, Rolando Tucker y Elvis Gregory, los campeonísimo s de florete -pero sólo bronce por equipos, tras fallar también en individual- se desgañitaban animándola en su combate con la coreana. ¿Por qué sólo la apoyaban ellos? Quizá es que Cuba entiende el compañerismo mucho mejor y también a los campeones, incluso exiliados. No importa que Taymí se haya venido a España a buscarse legítimamente otra vida.

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