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Ladrones de guante ancho

Los extravagantes robos registrados en Madrid durante los últimos días

Elsa Fernández-Santos

A Julián T. L. le pillaron el lunes por la tarde con las manos en la masa. Algo comprensible si se tiene en cuenta que la masa era la marquesina de una parada de autobús del distrito de Moratalaz. El intento de hurto ocurrió a las 20.00, y el ladrón, de 25 años, se mostró transparente con la policía: estaba desmontando el armatoste para llevárselo a su casa; había escuchado en la radio que el Ayuntamiento iba a sustituir las marquesinas por unas nuevas y pensó, según informó a la Policía Municipal, que a nadie le importaría que él se la llevara. "Desde luego ha sido un robo aparatoso, pero estamos acostumbrados a casi todo", señaló ayer un guardia municipal. Las sorpresas para los agentes habían empezado el sábado, en Alcobendas. Dos hombres, de 47 y 28 años, respectivamente, fueron observados por una patrulla de la Policía Verde local a las nueve de la mañana en Prado Galápago, en la vega del río Jarama. Sospecharon que eran unos cazadores furtivos y al registrar el interior de su vehículo lo confirmaron. La prueba: 60 papamoscas (unas aves insectívoras), cuatro petirrojos y una abubilla. Todas muertas.La huella de otro delito también fue servido en bandeja el lunes, una hora después de que fuera detenido el joven ladrón de marquesinas de Moratalaz. A las 21.15, una patrulla detuvo en un bar de la calle del Barquillo (Centro) a un hombre de 33 años que vendía entre la clientela del lugar joyas y relojes. Todo, eso sí, con el precio y la etiqueta bien puesta del gran almacén donde unas horas antes había entrado a saco.El ladrón, un argelino, ha tenido la misma suerte que otros seis extranjeros que el sábado intentaron sustraer en la feria Iberjoya, que tienen lugar en el parque Juan Carlos I, piezas de joyería valoradas en 35 millones de pesetas. Los ladrones intentaron distraer al expositor mientras otro abría una vitrina para robar dentro. Detenidos en el acto, no ofrecieron resistencia.

Pero las joyas no son el sueño de todo ladrón. Ayer, entre el kilómetro 3,050 y el 32,350 de la vía férrea Madrid-Irún, a la altura de Colmenar Viejo, fueron sustraídos 126 kilos de cable de cobre, valorados en 63.000 pesetas. Aunque todavía no se ha encontrado a los autores, el fin, según la policía, es la reventa. Era el colofón para tres jornadas de extravagantes robos.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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