Inquietantes arreglos de cuentas
Unas cuantas personas se inquietan porque califiqué de "chivato" al escritor de Abc Carlos Semprún. Pensaba entonces, concretamente, en que en un par de artículos en ese periódico aseguraba que yo estaba al servicio de la Unión Soviética en la célula de espionaje de Unión de Lara: es decir, un hecho que, de ser cierto, supondría un delito grave. Lo peor es que él, por su posición en el partido comunista entonces, sabía que no era cierto, y lo sigue sabiendo. No es el único caso. A uno de los firmantes de la carta, Ricardo Muñoz Suay, le acusaron los hermanos Semprún de confidente de la policía franquista en el momento del caso Uninci (productora de cine de su partido), y así me lo dijeron a mí para que "tuviera cuidado" y no me aproximase a él. Ricardo recordará que en el mismo instante le busqué y fui con él con Nieves (la Nieves de antaño, parafraseando a Villon) y con Pilar a comer una paella y reímos de los canallas calumniadores: de los chivatos. Hoy son amigos entre sí, agrupados por su caída en la derecha. Me alegro. Pero me inquieta ver estos arreglos de cuentas.Eduardo Haro Tecglen.
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