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FÚTBOL SEGUNDA DIVISIÓN

Austeridad en la Cima

El Éibar, lider de Segunda, tiene el presupuesto más bajo

"Mirad bien y recordad que hace muy poco veníamos a jugar aquí". La frase de Arsenio Iglesias dirigida a los jugadores del Deportivo tenía como casi todas las del Bruxo- una intencionalidad pedagógica. El autobús del Deportivo transitaba en ese momento a la altura de Éibar por la autopista Bilbao-San Sebastián, que les conducía a disputar un encuentro en Anoeta frente a la Real Sociedad. Por la cristalera de la izquierda se divisaba la bombonera de Izpurúa, un campo. de juego incrustrado a presión entre los rascacielos y el voladizo de la autopista.Los 10.000 espectadores que caben en sus tribunas pueden no ya gritar sino susurrar, si llega el caso, un diálogo con el jugador que efectúa un saque de banda. Las torretas de iluminación le otorgan un sabor tradicional a un campo de juego chapado a la antigua. Allí, en Izpurúa, reside el líder de la Segunda División, la S. D. Éibar, un club singular dirigido por un ex futbolista singular, Periko Alonso, Chatarra para los amigos, y de nombre Miguel Angel, que fuera el pulmón de la Real Sociedad triunfante de los ochenta y el más laureado entrenador de aquella lúcida generación de futbolistas donostiarras.Izpurúa es un fortín resguardado por un equipo aguerrido de futbolistas mayoritariamente guipuzcoanos que combinan una voluntad de hierro con notables dosis de inteligencia futbolística. Profesionales y semiaficionados conviven en un vestuario plagado de la ilusión de los que empiezan y la sabiduría de quienes divisan el horizonte de la despedida. Baluartes como el guardameta Garmendia (carnicero de profesión) o el defensa Artetxe conviven con futbolistas que velan armas para retomar al Athletic, como José Félix Guerrero (hermano de Julen) o Mikel Cortina (sobrino nieto del ilustre Bertol), cedidos por el club rojiblanco.

Fuera por su condición de equipo tan guipuzcoano como fronterizo entre Bilbao y San Sebastián, fuera por razones más coyunturales, el Athletic lideró la salvación del club azulgrana cuando la ley del deporte reconvirtió los clubes de fútbol en sociedades anónimas. La situación se ha ido reconduciendo, pero 1.986 accionistas no parecen una cantidad que permita altos vuelos.

Desde su ascenso en 1986 a la Segunda División, el Éibar ha ratificado su condición de equipo correoso con una fe inquebrantable y tina entrega envidiable en la pelea. Sobre esas bases, construyó José María Araquistain, su anterior entrenador, un edificio que se asomó hace dos temporadas a la promoción de ascenso. Y sobre esa misma base cimenta su futuro Periko Alonso, aunque el pasado año conviviera en exceso con el precipio de descenso. La pérdida de categoría del Bilbao Athletic y la desaparición del Sestao le han procurado al Éibar nuevos futbolistas que refuerzan todas sus líneas. Los rojiblancos Cortina, Edu Alonso, Guerrero y Huegun, y los ex futbolistas del Sestao, Solaun, Juanjo y Saralegui han acrecentado su potencialidad. Mikel Cortina es un futbolista de seda al que Luis Fenández podría recuperar en diciembre para el Athletic.

El Élbar lidera la categoría de plata aportando un concepto romántico del fútbol. El presupuesto más bajo de la categoría (170 millones), un equipo en el que nunca ha militado jugador extranjero alguno, ostenta el liderato e ilusiona a una ciudad, la cuarta en población de Guipúzcoa, que pasó a la historia por ser la primera en proclamar la Segunda República en 1934. La villa armera por excelencia, acuciada como todas por los problemas económicos, quiere meter mucho ruido en el fútbol español. Arsenio sabía lo que decía.

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