"En Madrid el teatro no apuesta por actores poco conocidos"
Un verano indulgente con los más calurosos ha dejado a Marisol Rolandi preparar a conciencia El sueño de Ginebra, sin que la calima convirtiera su céntrico ático en un microondas. Otra cosa es la molesta frontera que interrumpe sus paseos por la plaza de Oriente o la valla del Teatro Real, camino de cumplir más años que el muro de Berlín. Rolandi se licenció casi a la vez en arte dramático y periodismo, una carrera que nunca ejerció, pero ha interpretado. Por. darle un punto de salida, esta madrileña de 40 años comenzó hace 16 con la compañía de Ángel Gutiérrez. Fundó Producciones Marginales, Hernández y Rolandi y Teatro de Entre-tiempo, su actual grupo. Intérprete, directora, productora y técnica de luces, no es la única actriz que ha renunciado al veraneo. También están de estreno Concha Cuetos, Cristina Marcos o María Barranco, pero ellas son famosas.Pregunta. El teatro no da fama.
Respuesta. Y es la base de todo actor. Me encanta el cine, pero siempre nos ha resultado difícil acceder a él. Incluso a veces han sido campos muy reñidos. En el teatro nadie es conocido. Pero muchas caras famosas por el cine han pasado años en escena.
P. Tanto teatro independiente, ¿no está cansada de andar siempre en el margen?
R. Me encantaría que me contratasen en el María Guerrero, pero es difícil. Estoy tan acostumbrada a hacer teatro que si no hay trabajo casi me lo invento. Y siempre aposté por hacer lo que quería. En una gran compañía es difícil dar con un papel como el de Ginebra.
P. Mucho más que una protagonista.
R. Como dice Guillermo Heras, el director, esta función es un monólogo entre el silencio y la palabra. P. Una Jacqueline Kennedy muy especial.
R. El papel es precioso, reconocible, aunque en ningún momento se la nombra..
P. ¿Actriz y periodista?
R. Sólo actriz. Quise serlo desde niña pero, en mis tiempos, los padres todavía preferían verte estudiando una carrera. Son profesiones parecidas, en las dos hay que buscarse mucho la vida, y he preferido concentrar en el teatro toda mi energía.
P. Usted vive en Madrid y ha trabajado en Barcelona.
R. Ciudad de la que me enamoré. Su política cultural es diferente. En Madrid nadie se arriesga a montar cosas sin un conocido en el reparto.
P. ¿Le sirvió su paso por la Escuela de Arte Dramático?
R. Sí, cuando yo entré las cosas empezaban a cambiar con Lourdes Ortiz como directora. En general fue una buena etapa.
El sueño de Ginebra. Sala Cuarta Pared. Ercilla, 17. Metro Embajadores. Hasta el 22 de septiembre.
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