Sigue la racha negra del Barça en Santander
Ronaldo fabricó el gol de la jornada
El Barcelona mantuvo en el Sardinero la racha de no ser capaz de ganar al Racing. La serie se inició en 1982 y aún no concluyó. El empate, celebrado en los Campos de Sport como si de una victoria cántabra se tratara, hizo justicia. Los santanderinos no merecían perder porque fueron quienes más arriesgaron y, sobre todo, los que pusieron mayor empeño en la contienda. Los azulgranas acudieron a orillas del Cantábrico con la pretensión de congelar el partido y beneficiarse de las exquisiteces de sus estrellas y a fe que lo hicieron. Tan sólo en los últimos minutos, merced a la velocidad y ambición de Iván de la Peña y Pizzi estuvo cerca el cuadro barcelonés de conseguir la victoria.El pecado de los azulgranas fue que se limitaron a controlar el choque y a defender el gol de oro de Ronaldo, tanto que merece el calificativo de áureo por la calidad del material con que estaba elaborado. Sin embargo, no tuvo menos categoría la diana del debutante Correa, un delantero cedido al Racing por el Atlético de Madrid a cambio de 60 millones de pesetas, que tuvo la templanza suficiente para batir cara a cara al sobrio Vitor Baia.
Si el Barcelona creía que el Racing no sabía jugar al fútbol se equivocó. Hasta que Regó el genial gol de Ronaldo los cántabros se desenvolvieron a gusto ante un adversario de superior calidad. Buscaban el balón, le querían, le jugaban con alegría. Sin embargo, los azulgranas demostraban, un día más, que lo fiaban todo a las acciones individuales de sus estrellas.
El Barcelona estuvo media hora bien colocado sobre el campo, abriendo mucho el rectángulo, pero con exageradas posiciones estáticas. El colectivo azulgrana apenas improvisaba y se mostraba escasamente trabajador. Caídos hacia la derecha Giovanni y Popescu, parecía que por esa banda podía llegar el peligro. Sin embargo, los cinco zagueros racinguistas, bien armados cuando con lentitud avanzaba el Barcelona, apenas hallaban dificultades para controlar. Únicamente una acción individual, la de Ronaldo, podía acabar con el esquema cántabro. Jaime, la revelación del comienzo de temporada racinguista, anulaba a Figo; el uruguayo Diego López sumía en el descanso total a Giovanni y el argentino Schürrer cerraba tanto las entradas de Popescu, como las de Luis Enrique.
En la segunda mitad Marcos no varió la táctica hasta los últimos 20 minutos. Mantuvo el equipo con un 5-1-3-1, en tanto que el Barcelona siguió con buena parte de sus estrellas apagadas, especialmente Figo y Giovanni. El Racing demoró en exceso la reacción perdido en el toqueteo cómodo de balón de sus contrarios. Mas cuando lo logró fue buscando la espalda de la zaga azulgrana.
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