Tony Rominger anima algo al rutina
Minali repite triunfo en el octavo 'sprint' masivo en ocho etapas
Llega un momento en que, sí el trazado no lo remedia, los incidentes ajenos desaparecen y la espera se instala como única filosofía, cualquier carrera se convierte en un tratado sobre la rutina. Las etapas son tragos que hay que pasar sin más. Sólo los excipientes extemporáneos, lo inesperado las hacen digeribles.Y así la Vuelta a España 1996.Los equipos de rodadores encontraron el anillo para su dedo en el trazado de los nueve primeros días y no tienen por qué dejar probárselo a otros; a los otros, exceptuando a los que sólo aspiran ganar alguna etapa por medio dé escapadas de larga duración, la situación de rutina-bloqueo también les va de perlas: no se sufre más que lo imprescindible. No tienen por qué, perturbarla. El tiempo también está ayudando: con sol, calor y una ligera brisa refrescante, sin lluvia ni viento, pocas posibilidades hay de influencia negativa en el desarrollo de las etapas.
El teórico aliciente de las metas volantes bonificadas también ha sucumbido al hábito: sólo las disputan los interesados, es decir, dos: el líder de la Vuelta que quiere seguir siéndolo -Fabio Baldato-y el no líder que quiere poner tierra por medio respecto a Miguel Induráin -Laurent Jalabert-
Y cuanto menos tiempo queda para la contrarreloj definidora -el próximo martes-, más se agudiza el peso de la espera. Con tan poco espacio vital para lo inesperado, cualquieir mínimo detalle se convierte en una especia liberadora. Y a eso se dedica Tony Rominger. Minali, a lo suyo, a aprovechar el bloqueo y ganar etapas. Ayer, en Jerez, repitió. Su segunda victoria esta Vuelta. Ni siquiera. se ha respetado el carrusel democrático- solidario de los primeros días. Qué ruina!
Tony Rominger perdió la Vuelta a España el único día en que los esquemas -el aquí no pasa nada, ni tiene por qué- se rompieron. El día en que el viento de Albacete y la necesidad moral del equipo de la ONCE cambiaron la tónica Una. de las obligaciones del que quiera sobrevivir es no aburrirse.
En ese escenario, el veterano corredor suizo, sólo puede hacer una cosa: prepararse para el Mundial con alegría. Asusta cuando pone su corazón a 180 pulsaciones y acelera en cabeza; divierte y se divierte cuando hace eso en los puertos de tercera. Ayer se metió a disputar los mínimos puntos en dos tachuelas. Para estar vivo hay que tener un objetivo, aunque sea el reinado de la montaña. Vivan lbs alicientes!
Gianni Bugno, más triste y reflexivo, prefiere la ruta de Boecio. Sólo quien sufre vive. Todos los días, el elegante ciclista italiano se viste de trabajador y colabora más que nadie en el mantenimiento- del bloqueo de su equipo, el MG. Da más relevos que nadie chupando viento y suele llegar descolgado, como en su tiempo hacían los que a él le ayudaban a ganar.
No deja tampoco de ser una mala manera de llamar la atención de Martini. El seleccionador italiano le ama y sólo necesitaba esa prueba de Bugno para convocarlo para el Mundial de Lugano.
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