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"No quería tener descendencia"

El médico Rüdeger Oyntzen ingresó ayer tarde en prisión tras reconocer en los juzgados la autoría del doble crimen. Oyntzen, rumano de nacimiento, aunque de nacionalidad alemana, estaba divorciado desde hace un año de su mujer, que al parecer se encuentra en Londres, y sufría graves problemas económicos. Un juez alemán había concedido la custodia de los niños a la madre, decisión que el parricida ha mencionado como hecho desencadenante de la tragedia: "En esas circunstancias no quería tener descendencia", explicó.Las circunstancias exactas de la muerte de los pequeños serán determinadas hoy por el forense del juzgado de Manacor, que practicará la autopsia a los cadáveres. Tras declarar en el juzgado, asistido por un abogado de oficio, Oyntzen espera las decisiones judiciales recluido en una celda de la cárcel de Palma.

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Cuando respondía a las preguntas de la Juez, el parricida dio cuenta dé su meticuosidad al advertir al agente judicial que debía escribir su nombre con diéresis. Ante la presencia de numerosos periodistas, sobre todo alemanes, un grupo de vecinos le esperó en la calle para gritarle ¡asesinó!". Oyntzen no se inmutó y tampoco aceptó la ayuda piadosa de un policía que le ofreció un jersey para que se cubriera la cara de las cámaras dé televisión y de las decenas de flashes que le retrataron en su camino a la cárcel.

Anoche se esperaba la llegada de la madre para que se hiciera cargo de los cuerpos de los dos niños asesinados.

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