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Francia compensará la bajada del impuesto sobre la renta con subidas de tributos en alcohol, tabaco y gasolinas

Hace poco mas de 15 meses Jacques Chirac era elegido presidente de la República Francesa sobre todo gracias a una frase: "Demasiado impuesto mata el impuesto". Ayer el primer ministro Alain Juppé anunciaba, a través de un discurso televisado, pronunciado cinco días antes de lo previsto para acallar las incipientes críticas, el primer paso de la varias veces anunciada reducción de la presión fiscal. En el año fiscal de 1997 -no se paga hasta 1998 en lo que a impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) se refiere- el Estado aceptará recaudar 25.000 millones menos de francos (unos 625.000 de pesetas) porque rebajará la presión entre un 5% y un 8%. El número de personas o familias que quedarán exentas crecerá de manera considerable -se habla de un millón de contribuyentes "liberados" en el plazo de cinco años- y de que el proyecto gubernamental quiere escalonar la disminución del IRPF también en cinco años hasta llegar a los 75.000 millones de francos.En la actualidad el IRPF aporta a las arcas del Estado unos 300.000 millones de francos, es decir el 6,2% del PIB, menos pues que en España. En Francia son las llamadas "retenciones sociales" y las tasas las principales fuentes de ingresos del Estado. Alain Juppé, que había prometido una reforma en profundidad de la fiscalidad, opta pues por recurrir más a un golpe de efecto psicológico que por abordar dicha reforma. En efecto, en 1995, cuando el tándem Chirac-Juppé se instaló en el poder, procedió a un inmediato aumento de la presión fiscal equivalente a 120.000 millones de francos.

Demasiado impuesto mató al impuesto y hoy, tras un segundo trimestre de crecimiento negativo debido a que la economía está asfixiada, Alain Juppé propone relajar un poco la mano con la que agarra el cuello del contribuyente.

Para Edouard Balladur, antiguo primer ministro, el objetivo está claro: "Hay que ir más deprisa. Conviene reducir los impuestos en 120.000 millones. Decían que era imposible la menor rebaja y hoy celebro que ya no lo sea". François Léotard, líder del liberal Partido Republicano, fue aún más sarcástico: "Esta rebaja sólo pone en cuestión el aumento de l995". Desde la izquierda las críticas no se han limitado a poner de relieve la marcha atrás gubernamental sino que insisten en lo que se oculta tras ella.

En efecto. Para compensar esos 25.000 millones y seguir reduciendo el déficit público Juppé optará por aumentar el precio del tabaco -¡hoy las tasas ya representan el 76,4% del mismo!-, gravar de nuevo los alcoholes de más de 25 grados -hay que evitar enfrentarse con el poderoso lobby del vino- y subir aún un poquito más la gasolina, que ya es la más cara de Europa. Pero con esto no basta. Desaparecen o se reducen las facilidades fiscales ligadas a los seguros de vida o préstamos inmobiliarios. Y, sobre todo, las retenciones van ser mayores y afectarán a jubilados y ayudas familiares. Las endeudadas cajas de la Seguridad Social recibirán más dinero gracias a un aumento del 1% de un impuesto inventado por el actual Gobierno: el RDS (Reembolso de la Deuda Social). El IRPF, que es progresivo, pierde peso, mientras las tasas, que afectan por igual a ricos y pobres, ganan aún más.

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