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Entrevista:

"A mí me ha perjudicado que el Gobierno no desclasifique los papeles del Cesid"

Miguel González

Luce un lazo verde en el pecho, en solidaridad con sus compañeros que siguen entre rejas, y hace esfuerzos por controlar unos nervios sacudidos por emociones contradictorias. Pedro Gómez Nieto, 45 años, dedicó ayer algunas de sus primeras horas de libertad a conversar con EL PAÍS en el despacho de su abogado, Jorge Argote.Pregunta. ¿Era usted el topo del Cesid en Intxaurrondo?

Respuesta. En absoluto. El Cesid, no sé actualmente pero entonces sí, disponía de una fuerte infraestructura en las provincias vascas y, concretamente en San Sebastián, tenía un grupo muy potente que era el que informaba al centro de todo lo que le interesaba. Yo me tuve que marchar del Cesid porque, cuando acabé el curso de ascenso, no me reclamó. En cambio, sí que reclamó a otros compañeros que yo consideraba menos cualificados. Era una situación,que ya había vivido antes, con motivo de mi último ascenso. Así que el centro volvió a dejarme de lado, argumentando que no había vacante para mí y que tenía que buscarme la vida. Por tanto, salí profundamente disgustado, sin ninguna intención de volver, aunque luego las circunstancias vinieran de otra manera. Estaba bastante dolido y mi relación con el centro se cortó radicalmente.

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P. ¿Cuál era su misión en Intxaurrondo?

R. Mi misión era clara y la conocían todos los que estaban allí. Tengo que decir que yo no fui directamente a Intxaurrondó. Fui destinado al puesto de la Guardia Civil en Andoain, donde estuve varios meses como un sargento más. Me incorporé a Intxaurrondo a petición del capitán Vaquero, que era el jefe de información, porque su servicio se estaba potenciando con gente que tenía mucha voluntad y muy pocos conocimientos. El capitán sabía que yo había trabajado como instructor en el Cesid. Me llamó y me dijo que si quería ir a Intxaurrondo, adscrito directamente a la plana mayor para dar clases al personal, y a mí me pareció bien porque me permitía bajar a Madrid con más frecuencia a ver a mi familia.

P. Perote sostiene, sin embargo, que usted era su informador.

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R. Le voy a decir una cosa y espero que el centro no me lo tenga en cuenta si desvelo algún dato reservado.El señor Perote se hace cargo de la Agrupación el 21 de enero de 1983 y en el boletín del 20 de marzo yo ya figuro destinado en Guipúzcoa. Es decir, yo coincido con el jefe de la Agrupación, dos meses, ni llega a dos meses, y el coronel Perote, para que se haga una idea de nuestra relación, es el director general de un banco, que está en la sede central, y yo soy un empleado de una sucursal en la, periferia de la ciudad. En aquel tiempo coincidimos un par de veces, cuando llega a mi departamento a presentarse y el Día de la Patrona. Ni siquiera me despedí de él cuando me fui. Posteriormente, a mi regreso, sí que trabajo en muchas operaciones con él

P.¿Por qué le acusa Perote?

R. Bueno, no quiero tener falsa modestia. Yo estoy considerado como un buen agente. Se me han encomendado misiones difíciles y siempre he salido con bien. Yo creo que el señor Perote y no el señor Perote, porque a él también le están utilizando en cierta medida... Creo que había que tender un cordón entre Guardia Civil en el País Vasco y Cesid, entre el general Galindo y el general Manglano. Necesitaban alguien que los vinculase. Y yo soy ese eslabón. A mí se me abren los ojos cuando me llama por primera vez como testigo el juez Garzón y sólo me pregunta por las conexiones entre el general Galindo y el general Manglano. Me dice: "No, no, si de usted de momento no quiero nada, cuénteme lo que sepa de las relaciones de Galindo con Manglano". Y como yo no tengo basura que aportar y mis operaciones son secretas y si quiere saber de ellas que le pregunte a mis jefes, pues el señor Garzón se cabrea, y el señor Garzón me amenaza: "A usted le voy a estar llamando hasta el año 2.015, en todos los sumarios que abra, en todos va a estar implicacado, porque yo tengo muchos más testigos que el señor Perote y usted va por mal camino conmigo", Eso lo dice a solas. Cuando saca al fiscal y a la secretaria del despacho. Me amenaza.

P. ¿Usted grabó una conversación suya con Galindo?

R. ¿De dónde sale eso?

P. Hay un documento manuscrito en el sumario...

R.. Es una fotocopia, sin membrete, sin fecha, en la que ni siquiera figuran los nombres de los interlocutores. El Mundo dice que soy yo. Pero yo nunca he grabado al general Galindo. Es una falacia. La prueba es que, nada más publicarse ese panfleto, me presento en la Dirección General [de la Guardia Civil] y solicito que se me haga una prueba caligráfica para demostrar que ésa no es mi letra y así lo han dictaminado dos peritos por separado. Eso se lo dije también al señor Liaño, pero no me quiso escuchar, lo mismo que cuando le dije que en esas fechas, desde el 11 de octubre al 11 de noviembre de 1983, yo estaba a 1.000 kilómetros, que le podía presentar 30 testigos y 10 documentos que lo demostraban, pero el señor Liaño dijo que no quería saber nada del tema, que lo dejase para el juicio.

P.Pero usted se negó a dar al juez una muestra de su escritura.

R. Porque el señor juez no quería saber si el manuscrito era mío. Ese panfleto está escrito contra mayúscula y el señor Liaño pedía que yo también hiciera letras minúsculas, mi firma, números... por si más adelante aparece algún documento incriminatorio y lo puede comparar. Sólo le faltó pedirme muestras de pelo, sangre y semen, para utilizarlas al investigar alguna futura violación. No señor, si lo que hay es una fotocopia en mayúsculas, yo hago todas las pruebas caligráficas que usted quiera. Además, mi abogado ofreció peritos y el juez se mosqueó: "Aquí en la Audiencia tenemos peritos suficientes". Pero es que yo . quiero una prueba contradictoria. Y el señor juez dice que no.

P. El fiscal pide su libertad porque el Gobierno se ha negado a entregar los papeles del Cesid, no porque le crea inocente

R. Esa es la mayor perversión de este asunto. Yo cojo una máquina de escribir, pongo la barbaridad más grande del mundo, acuso a quien sea, y digo que es la copia de un documento que está en una caja fuerte en el fondo del mar y hasta que no se abra esa caja no se puede saber si es verdad o mentira. Y si el que tiene la llave de la caja dice que no se puede abrir, entonces concluyen: "No, no, el documento, está en la caja, lo que pasa es que no quieren darlo". Mire, yo estaba muy tranquilo con la desclasificación, porque sabía que era imposible que en el Cesid exista ningún documento que me implique en un acto delictivo, sencillamente porque no he participado en ninguno. Yo comprendo la decisión del Gobierno, ningún servicio de inteligencia del mundo. puede hacer públicos sus documentos, pero a mí personalmente me ha perjudicado esa decisión, porque da motivos para creer que no se me puede acusar, pero las pruebas están en el Cesid. Y eso no es verdad.

P. Usted ha coincidido con Perote en prisión.

R. Por desgracia.

P. ¿Cómo han sido sus relaciones?

R. Nulas. Tenía que haber ido al módulo de jefes y oficiales donde estaba el señor Perote, pero pedí que me pusieran en el de suboficiales para no coincidir con él.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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