_
_
_
_

Montjuïc se estremece a ritmo de samba

El Barça golea al Atlético en la Supercopa con el magisterio de Ronaldo y Giovanni

Ramon Besa

El fútbol de verdad arrancó con un partido muy en serio. El Barça iluminó Montjuïc con cinco goles de dibujos animados. Pareció por un momento que aquel añorado Brasil de los setenta tocaba en el estadio olímpico de Barcelona. Hubo quien confundió a Ronaldo con Pelé y otros que creyeron ver en Giovanni a la reencarnación de Gerson. Fue un juego mágico y revitalizador para el hincha culé.La expresividad del marcador convierte en accesoria la explicación del juego. Hay que ver los goles, repasarlos y olvidarse del partido. Los goles auparon al Barça para el que el encuentro sólo tuvo principio y final. El entretiempo fue para el Atlético.

Tuvo presencia, juego de conjunto y hasta jerarquía. No le sirvió de nada. Hoy ya no vale vivir a expensas de los golpes francos. Le ayudaron a atajar la arrancada del Barça. Nada más. El Atlético tiene equipo y el Barça presume de futbolistas. Esa fue la diferencia. El campeón cargó con cinco tantos que cuestionan su jerarquía en el fútbol español. Tiene ya una alternativa.

El partido respondió a la carga que Robson le dio ya en la víspera. Quería decidir en el choque de ida porque para la vuelta le faltará medio equipo. Y el grupo tuvo una respuesta exacta a las previsiones. La diferencia la marcaron los elegidos. Giovanni despertó tal magnetismo que hasta hubo algún cruyffista que se acercó a Núñez para felicitarle por su ojo clínico con el vídeo. Y Ronaldo entusiasmó tanto que hay socios dispuestos a ayudar a costear su fichaje renunciando a la caña de media tarde. Hoy ya no sólo hay portero como ayer sino que vive el delantero centro y el medio capaz de unir al 1 con el 9. El equipo es otra historia.

No es aún el Barça un equipo con cambio automático. Tiene el grupo dos velocidades. Una es la que impone Guardiola cuando el colectivo manda sobre la cancha. El grupo juega entonces, para bien o para mal, en campo ajeno. La otra es la marcha atrás. Hay cierta tendencia en el equipo a ir reculando, más que a defender, y encomendarse a Vitor Baía. El ritmo depende sobremanera de la complicidad, entre los dos medios centro.

La grandeza azulgrana radica en la capacidad de sus futbolistas para decidir sin atender a ningún condicionante. El ejemplo por excelencia es Ronaldo. El brasileño asumió el protagonismo. La omnipresencia del ariete ayudó a futbolistas inteligentes como Giovanni y el Barça puso el partido de cara (2-0).

Los rojiblancos fueron reduciendo el campo hasta jugar en un cuadrilátero: ritmo, presión y las cuerdas del ring como única salida. Un terreno abonado para el golpe directo. El empate llegó de acuerdo con el guión. Un gol de falta para reducir distancias y un penalti para igualar la contienda. Así ha sido siempre el Atlético. Para él, los goles de estrategia tienen el mismo valor que un sombrero de Giovanni o una cuchara de Ronaldo.

El colectivo de Antic le dio tal vuelco a la contienda que nadie daba un duro por el Barça. Robson optó entonces por recurrir a Iván de la Peña y su calva alumbró a Giovanni. El Atlético se quedó bizco.

El tercer gol llegó muy de golpe: nació en una pillería de Lo Pelat, le dio forma Giovanni y lo firmó Pizzi. El cuarto, sin embargo, fue de museo. Giovanni tiró para Ronaldo y el brasileño le presentó una cuchara a Geli que le dejó tan tieso como cuando Romario desfiguró aquel día a Alkorta con una cola de vaca: Iván no falló. Y, para cerrar la noche, Giovanni se metió en la selva atlética para ofrecerle el quinto -todas las fiestas azulgranas de verdad acaban en cinco- y bajar el telón. Mágico.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_