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INMIGRACIÓN ILEGAL

El Gobierno deporta a Nigeria a los inmigrantes de Barajas, tras su empeño en mandarlos a Guinea

Los 15 inmigrantes ilegales retenidos durante 26 días en el aeropuerto de Madrid-Barajas fueron deportados ayer a Lagos (Nigeria) y no a Guinea Ecuatorial como pretendió el Gobierno hace dos semanas. "Existen indicios suficientes de que son nigerianos", explicaron fuentes diplomáticas. La operación pone fin a un asunto que se envenenó tras los incidentes surgidos cuando empleados de Iberia maniataron y amordazaron al grupoon cinta aislante, el 26 de julio, al intentar embarcarlo hacia Guinea Ecuatorial. En las prisas por expulsar a estos inmigrantes, Asuntos Exteriores había pretendido deportarlos a este país con el argumento de que habían llegado desde él a España. El Gobierno ecuatoguineano rehusó admitir a personas de nacionalidad desconocida, ante lo que Abel Matutes, ministro de Exteriores, amenazó con tomar medidas contra Malabo.

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El embarque de los cuatro hombres y las 11 mujeres se realizó sobre las tres de la tarde sin incidentes, según el delegado del Gobierno en Madrid, Pedro Núñez Morgades. "Es una operación bien hecha", dijo. Núñez Morgades aseguró que los 15 expulsados portan los salvoconductos necesarios para que las autoridades nigerianas acepten acogerlos. Su llegada a Lagos estaba prevista para las 21 horas de ayer.Federico García, portavoz de SOS Racismo, acusó al Gobierno de comportarse "de manera notoriamente excluyente" respecto a los derechos de los inmigrantes. También denunció que se escogiera un día festivo para la deportación, en la creencia de que cogería desprevenidas a las organizaciones humanitarias.

El desenlace, negociado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, se logró después de que el Gobierno de Lagos reconociera que el avión en el que llegaron a España los inmigrante había partido de esa ciudad y había hecho escala en Malabo, según informaron fuentes diplomáticas.

Los deportados llegaron a Madrid-Barajas el pasado 21 de julio en un vuelo de la compañía Iberia procedente de Malabo. Era un grupo de cuatro hombres y 12 mujeres que llevaban documentación falsa de Guinea, Camerún y Suráfrica, aunque aseguraban ser de Liberia. La policía les retuvo. Los inmigrantes pidieron asilo, que les fue denegado en dos ocasiones.

El 28 de julio iban a ser expulsados a Guinea Ecuatorial, pero lo evitaron provocando incidentes en el avión de Iberia. Los demás pasajeros, al advertir que los africanos iban maniatados con cinta aislante, forzaron a que éstos fueran dejados en tierra.

El 31 de julio, Cecilia Hearghob y Phile Gay Christo, dos de las jóvenes retenidas, fueron llevadas a los juzgados de Madrid para que el médico forense dictaminara si eran menores de edad. Phile aprovechó la ocasión para huir, sin que hasta ahora haya sido localizada.

El Ministerio de Asuntos Exteriores se hizo cargo del problema, después de que se lo traspasara el de Interior, que había quedado escaldado tras el escándalo surgido por la deportación masiva de 103 inmigrantes detenidos a fines de junio en Melilla.

Exteriores se empecinó en que el Gobierno ecuatoguineano se hiciera cargo de los 15 ilegales -tras la fuga de la joven Phile Gay Christo- argumentando que estas personas habían comprado sus billetes en este país y que habían embarcado en Malabo. El ministro de Exteriores guineano, Miguel Oyono, lo rechazó y proclamó su negativa a "admitir a personas de identidad dudosa".

Abel Matutes, jefe de la diplomacia española, dejó entrever que el Gobierno tomaría medidas contra Guinea Ecuatorial en caso de que no aceptara recibir a los ilegales. Matutes llegó a sugerir, basándose en la juventud de las mujeres de la expedición, que pudiesen formar parte de una red de prostitución.

Después de intensos contactos entre España, Nigeria y Guinea Ecuatorial se ha determinado que procedían de Lagos y que solamente estuvieron en tránsito en Malabo. El acuerdo se selló a las nueve de la noche del miércoles a través de la Embajada de Nigeria en Madrid.

Los 15 inmigrantes fueron escoltados ayer por policías hasta la escalerilla del Airbús, donde fueron entregados a 23 guardas de seguridad de Iberia. Cada inmigrante fue acomodado en una fila de asientos, junto a la ventanilla, dejando el asiento de enmedio libre, mientras que la butaca del pasillo fue ocupada por un vigilante. El avión, de más de 200 plazas, iba prácticamente vacío, lo que permitió que los inmigrantes viajaran muy alejados unos de otros, según Núñez Morgades, delegado del Gobierno en Madrid. Ninguna fuente ha precisado si los deportados iban esposados o maniatados con cinta aislante.

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