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Luis Aragonés amenaza con dimitir por sus discrepancias con el presidente del Valencia

Las relaciones siempre fueron tensas, desde el inicio, pero se superaron por el bien del equipo. Luis Aragonés, técnico del Valencia, amenazó ayer al presidente, Francisco Roig, con presentar su dimisión por la intromisión de este último en la parcela deportiva. "Esta mañana [por ayer] estaba decidido a dimitir", dijo Aragonés, quien, tras reunirse con Roig, decidió dar un plazo de dos días para "refrendar" la buena predisposición del presidente. "Él, que se dedique a presidir y yo a entrenar", añadió Luis, que descartó que nada tuviera que ver en su enojo la llegada de Romario.

Aragonés se valió de la amenaza de dimisión para tratar de detener el proceso. "El vaso se llenaba cada día. Esto podía ir a más y nos podía crear dificultades", declaró el técnico para justificar la idoneidad del desafío. El vicepresidente valencianista, Pedro Cortés, lo explicó de otra manera: "Se trata de una lucha por marcar cada uno su terreno". En la presentación del equipo, celebrada el pasado jueves, Luis se mostraba abatido. Se negó a pronunciar el tradicional discurso ante el público que abarrotaba Mestalla y ni siquiera respondió don un tímido saludo a la fuerte ovación de los aficionados.Esa misma tarde el técnico había recibido noticias de unas declaraciones de Roig en Madrid en las que alardeaba de haber sido él el artífice del nuevo Valencia. El presidente presume de haber traído "al mejor jugador del mundo", Romario, así como de haber contratado a tres jóvenes promesas: el croata VIaovic, el argentino Claudio Piojo López y el defensa vasco Iván Campo. Por contra, Luis sólo ha conseguido que le concedan dos jugadores de la larga lista que presentó a la directiva: Karpin y Moya. Asímismo, el técnico madrileño también salió tocado del caso Arroyo, cuando Luis pidió que le renovaran el contrato al centrocampista y el presidente decidió no hacerlo. "Pidió a Crespo y le fichan a López; pidió a Kodro y le traen a VIaovic", comentó ayer una persona cercana al preparador madrileño. Esta misma fuente asegura que Luis le espetó al presidente que sólo le faltaba ya hacer las alineaciones. Ahí residen parte de las discrepancias de Luis con Roig, aunque las desavenencias han pasado ya al terreno personal.

Y en medio de la batalla se encuentra Romario, la apuesta más personal del presidente y el jugador, que por su carácter, más puede contrastar con los métodos de trabajo de Aragonés. La primera impresión es que Romario llegó dispuesto a prescindir de algunos de los caprichos que cultivó en épocas pasadas. Incluso declaró que no le importaba qué dorsal llevar, aunque después le pidiera a Poyatos que le cediera el número 11. "Romario me preguntó si podía prestarle el 11 y yo le dije que sí. Me apetecía seguir llevando este número, pero no me importa cederlo", dijo ayer Poyatos. Respecto a Romario, Luis declaró: "El señor Romarío no tiene nada que ver en este tema. He hablado con él y está en disposión de trabajar".

Enamora Romario

Romario superó las enormes expectativas que había levantado su debú como valencianista, el pasado jueves ante el PSV Eindhoven, al que el Valencia derrotó 2-1, con goles de Karpin y Viola. Romario sabía que era el rey de la noche y ejerció como tal, con un punto de prepotencia y hasta de abuso sobre los demás jugadores. Un caño aquí, un taconazo allá, dejaron a los aficionados con la miel en los labios, entusiasmados ante lo que puede ser el aperitivo de la temporada.Su estado de forma no parece el idóneo, pero las ganas de evidenciar el título que él mismo se concede ("mejor futbolista del mundo") suplieron las deficiencias. También a alto nivel se mostró el ruso Karpin, que aportó mucho recorrido al centro del campo valencianista. Menos afortunados fueron las presentaciones de Moya y VIaovic, mientras Claudio Piojo López no llegó a jugar, pues acababa de llegar procedente de Argentina.

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