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El waterpolo se toma la revancha

El primer oro español en los Juegos es también el máximo éxito de este deporte

Lo que se negó en Barcelona y causó tanta pena el último día de aquellos Juegos inolvidables, se volvió ayer gran triunfo. El waterpolo español, que perdió el título olímpico en 1992 después de tres intensísimas prórrogas y no se pudo unir a las 13 medallas de oro ganadas previamente en otros deportes, se convirtió en la primera modalidad que subió a lo más alto del podio e hizo sonar el himno e izar la bandera en lo más alto de la piscina principal del Centro Acuático de Georgia Tech.La selección que había dado ya el paso de las medallas hace años después de. una larga travesía del desierto al estilo balonmano (que sólo la ha terminado este año) le faltaba el máximo éxito. Italia se había convertido en nuestro gran verdugo. Hasta tres veces, en los pasados Juegos, pero también en los últimos Mundiales y Europeos, nos había cerrado la puerta dorada. La plata ya sabía a poco. Por eso el sábado, cuando los italianos cayeron en una de las semifinales contra Croacia, el pensamiento de todo el equipo español era unánime: perder contra Hungría y encima tener que jugar con Italia sólo por el bronce hubiese sido demasiado duro. La victoria quitaría todos los malos presagios. Con Croacia incluso se podía perder, porque la igualdad es absoluta entre la élite y se reparten los éxitos, pero ya no era lo mismo. Y la motivación entonces subió como la espuma. Se podía perder, pero mucho más se podía ganar. Y se ganó con la mayor claridad, yendo de menos a más, como ocurrió frente a Hungría. Con dos últimos cuartos espléndidos que dejaron sin reacción a los croatas, un equipo de mucha calidad, pero, más correcto que los húngaros y por lo tanto más fácil de jugar por parte española.

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Los comienzos, sin embargo, no fueron positivos. Tras un primer cuarto muy igualado, con similares ocasiones de gol falladas por ambos bandos, Croacia marcó a falta de sólo unos segundos. Nada más comenzar el segundo cuarto empató Estiarte, que ayer sí estuvo de estrella porque los marcajes no fueron tan duros. Pero el peligro croata vino en forma de dos goles más y el panorama se tomó muy sombrío. Levantar un 3-1 era igual de complicado que el 4-2 frente a Hungría y todo un mundo en el waterpolo de élite. Quedaba medio partido y era posible, pero no se podía pensar en dos milagros seguidos.

Sin embargo, el milagro en forma de gran juego, y sobre todo con una eficacia asombrosa llegó. Oca y Estiarte empataron el partido, 3-3, y tras otro gol de Krekovic igualado de penalti por Estiarte, Sans puso por primera vez a España con ventaja, 5-4. El nuevo tanto de Bukic dejó todo abierto para el último cuarto. Pero no importó. La cuesta principal estaba subida y Croacia tenía metido el miedo en el cuerpo. Era como el ciclista al que han cazado por detrás. Sólo quedaba acertar en el sprint. Y la suerte incluso acompañó. Un poste de Vrdoljak precedió a la habilidad de García, que remachó un rechace del portero y adelantó a España. Poco después, Sans marcó el segundo gol de reverso, aún más espectacular que el primero suyo y aunque quedaban 4.48 minutos se podía soñar ya con el oro. El juego se abrió y España supo retenerlo brillantemente en defensa y en las, posesiones sin provocar expulsiones que hubieran sido muy peligrosas.

La imagen final del gran capítán Estiarte yéndose solo por la banda izquierda y lanzando el balón al alto, mientras llegaba un compañero a abrazarle cuando se cumplía el tiempo resumía con toda intensidad el momento. El jugador más emblemático que ha dado jamás el waterpolo español controlaba y saboreaba los segundos que le separaban del ansiado oro. Los gritos de campeones oehh oehh, pero sobre todo el más antiguo a la bim, a la ba, a la bim bom ba, España y nadie más, ese que tantas veces se ha cantado hace años para dar más moral que triunfos, sonaron ayer a gloria merecida desde las gradas para el waterpolo español después de tanto trabajo y de quedarse tantas veces al borde del cielo.

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