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Mano de hierro para dos plantillas de lujo

Capello y Robson imponen métodos estrictos en el Madrid y en el Barça

La disciplina espartana es una de las mejores semillas para conseguir un equipo competitivo. Ese es al menos el convencimiento de Fabio Capello y Bobby Robson, los nuevos entrenadores del Real Madrid y del Barcelona. Las dos primeras plantillas en la clasificación del mercado de fichajes -4.900 millones de pesetas la azulgrana y 4.000 la madridista- están sufriendo los rigores de los métodos de dos técnicos que buscan como objetivo un estilo de juego sólido y pragmático. Los jugadores se están empezando a adaptar a las exigencias de sus técnicos en sus respectivos lugares de concentración, Nyon (Suiza) desde el pasado miércoles el de los madridistas y Garderen (Holanda) desde el jueves el de los azulgrana. El Madrid efectúa dos sesiones muy intensas cada día, y el Barcelona tres.Capello ha decidido el reparto de habitaciones y ha prohibido la utilización del teléfono móvil en el autobús y en el vestuario, jugar a las cartas durante las concentraciones, hablar y hacer migas durante el almuerzo, hacer bromas durante los entrenamientos y estar fuera de casa pasadas las doce de la noche excepto en los días libres. Además ha obligado a todos sus jugadores a estar perfectamente equipados media hora antes de cada sesión de entrenamiento. Capello quiere que el trato sea de usted y también exige un respeto máximo de los - jugadores hacia todos los integrantes del organigrama, incluidos flisioterapeutas y utilleros. El técnico italiano ha obligado a que todos los que trabajan en las sesiones de entrenamiento de su equipo vistan petos de diferentes colores según sea su cometido: rojo él y el resto de los técnicos, verde o naranja los jugadores y azul los masajistas. La importancia que da Capello a los entrenamientos quedó patente cuando reprendió a un aficionado que presenciaba el del pasado jueves a pesar de que simplemente le había dado ánimos. Curiosamente Capello fue ayer uno de los primeros en transgredir sus propias normas, ya que llegó con retraso al almuerzo. Los jugadores le recibieron con un irónico aplauso.

Robson, de 63 años, se enfundó el chándal, se puso la gorra e hizo uso constante de un silbato para dirigir la primera sesión de entrenamiento que llevó a cabo ayer la plantilla del Barcelona en Garderen, -según informa Rafael Carbonell. La primera sorpresa de los jugadores fue que el técnico inglés1es obligó a colocarse espinilleras porque, según les explicó, desea prevenir las consecuencias de la máxima competencia que exigirá en los entrenamientos. Robson detuvo en varias ocasiones el entrenamiento. Eso también lo hacía Cruyff. Pero, a diferencia del holandés, el inglés grita de forma constante a sus jugadores. Robson ya advirtió que será inflexible con aquellos que no sean puntuales y anunció a sus jugadores que no permitirá que trascienda lo que se hable en el vestuario. Además, y ésta sí es una diferencia esencial respecto a la etapa de Cruyff, piensa dedicar sesiones a preparar jugadas de estrategia, que probablemente serán a puerta cerrada. El Barcelona, a partir de ahora, contará con un entrenador específico para los porteros, el, ex guardameta del Barça B Jordi Castel. Las diferencias entre uno y otro técnico ya empezaron en el viaje hasta Holanda, que esta vez se efectuó en un vuelo regular, cuando lo habitual con Cruyff era que se realizara en un vuelo charter.

Rasgo común entre los jugadores del Madrid, del Barcelona y del resto de los equipos que han iniciado la pretemporada, como el Atlético de Madrid en Boadilla y el Espanyol en Oosterbeek (Holanda), es que notan una gran diferencia entre el balón que se utilizaba y el nuevo esférico, algo más pequeño y rápido.

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