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España choca contra el oficio yugoslavo

Santiago Segurola

Cuando se trata de Yugoslavia y el waterpolo -extiéndase al baloncesto y al balonmano-, los partidos son complicados por naturaleza. Es gente que se maneja con una seguridad extrema, que compite magníficamente y que no desaprovecha la ocasión de hacer sangre en los rivales. España, que venía de conseguir dos victorias, se encontró con un equipo experto en todos los aspectos. Siempre por detrás, España se entregó al fatigoso trabajo de recortar la ventaja que puso Yugoslavia desde el primer cuarto.El resultado, que España logró ajustar bastante en el último cuarto, no dice nada sobre el futuro de los equipos. Son selecciones competentes que evidentemente figuran entre las favoritos al podio.

La recuperación del portero Rollán, que el pasado año no pudo participar en los campeonatos de Europa, ha resultado decisiva en el bueno juego de España. El seleccionador, Joan Jané, quitó hierro a la derrota y declaró que frente a los yugoslavos puede darse cualquier resultado. Vino a decir que los dos equipos se verán más adelante.

Con relación a los partidos anteriores, España tuvo dos deficiencias. Su defensa fue peor, aunque quizá haya que buscar algún mérito a la precisión de los yugoslavos, y el ataque se atascó durante buena parte del encuentro. La circulación fue lenta, a veces espesa, y muchos lanzamientos llegaron de forma desesperada. Y enfrente había un portero mágnifico, Sostar, un veterano que ha visto mucho mundo en esto del waterpolo.

La agresiva defensa del equipo balcánico provocó las dificultades del ataque español, y varias expulsiones. Pero las 12 exclusiones de 20 segundos en las filas yugoslavas no tuvieron un mayor impacto en el juego. España no encontró la manera de aprovechar su superioridad númerica. Por ahí se escurrió el partido. Otro detalle muy propio de los yugoslavos fue su facilidad para manejar el resultado. Nunca dieron la impresión de precipitarse, nunca tomaron decisiones erróneas. Eran un equipo que sabía muy bien su trabajo. España, que tuvo carácter para sobreponerse al mal juego del segundo periodo, combatió hasta el final y rozó el empate. Pero no lo consiguió: suele suceder cuando te encuentras con un equipo de waterpolo yugoslavo.

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