Mis ilustres acompañantes
Cada mañana, al accionar el contacto de mi vehículo para acudir al trabajo, saludo cordial mente a mis ilustres acompañan-Pasa a la página siguiente Viene de la página anteriortes del asiento contiguo. Los he recogido minutos antes en el quiosco de enfrente de mi zaguán y ya tan de mañana, los observo de reojo en su animada plática, y distingo a algunos disputándose la palabra para informarme sobre algún aspecto de la actualidad del día. Otros, muchos más discretos, permanecen en silencio hasta el final del viaje por temor a distraerme de la conducción.Sólo en los breves segundos que tarda en cambiar el semáforo a verde, puedo mirar de soslayo a estos últimos para pedirles que me hablen, pero cuando se, deciden a hacerlo, el pito del automóvil de detrás me indica que debo reanudar la marcha. Cuando logro aparcar, bajamos todos del coche y los agrupo a todos bajo el brazo, mientras camino a pie hasta el lugar de mi trabajo. Durante el trayecto, no puedo renunciar a entrar en breve diálogo con ellos, pero es en la media hora del almuerzo cuando me reúno. con todos. Aparecen allí de repente Vázquez Montalbán, Muñoz Molina, Vargas Llosa, García Márquez -el último, por desgracia, muy de tarde en tarde-, Manuel Vicent, Miguel Ángel Aguilar, Rosa Montero, Juan José Millás, Ana María Matute, Eduarto Haro Tecglen... y más- Antonio Murgui Muñoz
