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TOUR 96

Cipollini: misión cumplida

El 'sprinter' logra su cuarto triunfo en el Tour y se acerca a las 100 victorias de etapa

Luis Gómez

Estamos en la semana de Cipollini y Cipollini no defrauda. Puede que no vuelva a ganar otro sprint en este Tour, pero ha dejado su sello una vez más. Misión cumplida. Su impactante entrada en escena, su indisimulable envergadura, su envidiable potencia, su melena recogida, su cabello rubio, sus pendientes, sus amuletos, su culotte rojo, sus mujeres, su santa esposa, Sabrina, a quien ayer dedicó el triunfo. Sabrina le había reprochado hace unos días que siempre dedicara sus triunfos a otros (u otras). Así sea.Cipollini es el mejor y nadie logra arrebatarle el trono. Y, además, es un exhibicionista, por lo que nadie puede discutirle su rentabilidad comercial. Es una versión moderna del velocista; no tiene por qué ser discreto, ni mucho menos prudente. Ellos hacen su carrera en 200 metros, captan la imagen en apenas una decena de segundos. La foto fija, el podio y el beso de la azafata. No hay más. Cipollini ha hecho de ello un buen negocio. Esta temporada suma 16 victorias lo que hace un total de 96 en su carrera (tiene 29 años y es profesional desde 1989). Superará el listón del centenar un buen día, pero eso le valdrá de poco. Quizás para ser uno de los ocho italianos que más carreras han ganado (ahora es décimo). Sus éxitos, sin embargo, están muy lejos de acercarse a los grandes ganadores de etapas. Son otros tiempos, que ahí está Merckx con, dicen, que 426 victorias, Moser con 261 o el mismísimo Coppi con 123.

Son otros tiempos. Ahora se corre mucho menos y el mundo del ciclismo se puebla de especialistas. Por eso, Cipollini abandonará dentro de unos días con todo descaro y será criticado por los puristas, que le piden que demuestre que puede acabar un Tour, como hizo en su día Abdujapárov, su último rival. Cipollini no tiene dudas al respecto: le pagan por ganar etapas y las gana, no por terminar el Tour. Le quieren en Italia para. que compita en Atlanta y quiere prepararse a conciencia. El Tour de Cipollini dura apenas una semana; el domingo perdió por un defecto de colocación, pero ayer fue diferente: cuando encuentra pista, no hay quien pueda alcanzar su velocidad.

El Tour entró en Francia para servir a Cipollini. Cuando se habla de sprinters todo el mundo le señala a el con el dedo. El trabajo de su equipo fue perfecto, pero la jornada le resultó demasiado cómoda. El pelotón navegó a una velocidad infrecuente (por debajo de los 40 por hora en una etapa llana) y la falta de jerarquías dejó buena parte de la etapa en manos de equipos como el Banesto, la ONCE, el Gan o el Rabobank, que tenían intereses bien diferentes. El Gan intentó que Moncassin lograra los segundos necesarios para arrebatar el liderato a Zülle. No les fue demasiado bien, por cuanto el corredor francés se quedó a un segundo del objetivo. El Rabobank intentó escapadas, bien a través de Nelissen, de Breukink, de Van Bon, de Dekker e incluso a través de una última arrancada, a falta de 400 metros, de Ekimov. Banesto y ONCE fueron otra cosa: lo suyo era poner velocidad de crucero, ni muy rápida ni muy lenta. Lo suyo era evitarse problemas y, de paso, evitárselos a los demás.

La llegada a Wasquehal significó también el abandono de Laudelino Cubino, un ilustre del pelotón español, una retirada que habían anunciado algunos especialistas de los que tienen buen ojo, caso de Javier Mínguez. Su retraso en la primera etapa no estuvo motivado por caída alguna, ni por incidente fuera de lo normal. Cubino fue perdiendo posiciones de un grupo a otro sin remedio. Fernando Escartín, el líder del Keme, tendrá que lidiar en solitario.

La retirada de Cubino es una anécdota de consumo interno. Es uno de los seis primeros abandonos. El Tour volverá hoy a hablar de Cipollini. Estamos en su semana. Se le espera en Nogent sur Oise, sede de la meta. Los grandes no parecen querer complicaciones y ciertos equipos están dispuestos a no permitir escapadas. Si el orden impera, Cipollini aparecerá en escena a la hora en punto. Y si encuentra pista, despegará.

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