A los españoles:
Nada extraño que los españoles tengan un sentido trágico de la vida pasando estas cosas que pasan. Pero nada peor que hacer de la tragedia un destino para crear de nuestro destino una tragedia. Aquí, en Wembley, se acaba de una vez por todas nuestra moral de desdicha. Desde ahora mismo, víspera de san Juan, todo el pasado se debe sacar del cuerpo y quemarlo en una definitiva hoguera. Entretanto, hay futbolistas como pinos que deben salvarse del incendio y juntarse para inaugurar un bosque que, como en Macbeth, avance siempre hacia todas las otras fortalezas. Los paisanos de Shakespeare ya tienen bastante con la ficción de esta victoria. El Mundial de 1998 será nuestro. Esta es la gran falla que nos espera contra todo desfallecimiento.-
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