Madrid, desesperante
Definitivamente, y tras años de espera, he perdido la ilusión. Interminables obras (muchas inexplicables), cutres festejos, grúas devoradoras e insaciables, atormentante tráfico, efervescencia católico-eclesial y la vuelta a las más rancias tradiciones han convertido a Madrid en la capital de lo incómodo, lo inútil y lo cursi.
¿Quiénes son los responsables? Pues ellos. Los que incumplen día a día lo prometido en sus campañas electorales.
Porque los impuestos no paran de ascender, porque incontable son los casos de indefensión ciudadana ante todo tipo de ruidos y molestias callejeras, porque insistentes son ya los sucesos con tan triste desenlace como el del pasado 15 de mayo en Arganzuela, porque la plaza de Vista Alegre sigue siendo una promesa incumplida.
Todo esto y mucho más han .hecho de Madrid una ciudad de tercera en el panorama europeo. ¿Alguna solución, señor alcalde?-
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