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Una función a cada paso

Los artistas y el público del Retiro, en contra de que se limiten las actuaciones

En uno de los extremos del paseo del estanque del Retiro suena El concierto de Aranjuez. Un corrillo de gente atiende en silencio a la música de Joaquín Rodrigo, que en esta ocasión sale de una guitarra y una flauta. Unos pasos más adelante hay un mimo con la cara pintada de blanco y una flor roja en la mano que provoca la admiración de niños y adultos. Pasa un grupo de patinadores que circulan a toda velocidad y los ciclistas tienen que esquivarles. Dos músicos afinan sus guitarras; un espectáculo de guiñol ha congregado a dos docenas de niños. Están también los caricaturistas, los echadores de cartas y más músicos.Pero la sombra de un futuro incierto planea sobre todos ellos: el concejal de Retiro, Sigfrido Herráez, está dispuesto a poner un cupo de artistas con derecho a trabajar en este parque, una medida que ya afecta a los caricaturistas: sólo se han concedido 10 licencias para los dibujantes, a los que además se conmina a trabajar en una zona determinada. El método que ha ideado el concejal para establecer este cupo es el sorteo.

"Si quiere hacer eso se equivoca. Esto no puede ser un gueto para cuatro artistas. El Retiro es un espacio libre, siempre respetando el parque. Llevamos 20 años aquí. Todo el mundo sabe que el Retiro es un lugar de artistas", comentaba José Luis Luna, un titiritero profesional que lleva trabajando en el parque 11 años. .Mientras habla, un grupo de niños se ha sentado delante de su castillo de lona. "Títeres, títeres", reclaman los pequeños. "Nunca he tenido problemas con la policía. Nadie tiene por qué tener licencia: yo no obligo a que me paguen. Sortear el Retiro es pan para cuatro y miseria para Madrid", concluye el titiritero.

A los dibujantes y caricaturistas, Herráez los ha colocado a lo largo del paseo del Estanque. Cada uno tiene un sitio asignado hasta el próximo abril, cuando expire la licencia con la que han regularizado su situación y por la que pagan 2.000 pesetas. Pero ellos no lo cumplen al pie de la letra. "Hemos llegado a un acuerdo entre nosotros: vamos a rotar por los sitios que se han asignado para que no esté siempre la misma persona en el mejor sitio o en el peor", explica José Sarmiento, un colombiano que hace retratos en el Retiro desde hace dos años. Dice que hay días en los que no se consigue hacer ni un solo cuadro. Un día muy bueno supondría hacer seis retratos.

Los artistas del Retiro siempre han tenido sus propias normas a la hora de colocarse: el que llega el primero se pone en el mejor sitio. Busca zonas de sombra y zonas por la que pase gente, según comentaban ayer. Para alguno de los dibujantes, de los que han entrado en el saco de los 10 agraciados, la medida del concejal Herráez tiene su lado bueno. "Limitar el número me parece bien porque ahora hay gente que se pone a pintar sin ser dibujante y eso va en perjuicio de todos", comentaba Jesús García, caricaturista. Dice que los 10 que han conseguido una licencia son los que han luchado por ella desde que la policía les echó del parque a principios de mayo.

La mayoría, sin embargo, opina que hay sitio para todos y que no molestan a nadie. Y todos rechazan el método del sorteo para decidir quién tiene derecho a trabajo en el parque. Y que se haga sin consultar con ellos. "Lo que se debía de tener en cuenta es la antigüedad en el Re tiro", dicen los pintores que saben que el próximo abril, cuando se haga otro sorteo, pueden que darse sin su derecho a trabajar en el Retiro.

Al público que acude al Retiro le gusta la animación que consiguen los artistas de la calle. "Lo que tiene más gracia del Retiro es ver a los actores, los músicos, los títeres. Es divertido. Cuando hablas del Retiro siempre se dice lo mismo: hay mucho ambiente porque están los mimos, los payasos", afirmaba una pareja. "Una de las cosas que más nos gusta de Madrid es que das dos pasos y tienes payasos, títeres, mimos. Dan muchísimo encanto a la ciudad", decían dos jóvenes de Burgos.

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