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'El semáforo' se despide temporalmente de sus cinco millones de espectadores

Rosario G. Gómez

Después de 34 semanas en antena, TVE apaga esta noche temporalmente El semáforo, un programa por el que han pasado centenares de artistas anónimos en busca de un aplauso. Surrealista y sorprendente, el último experimento de Chicho Ibáñez Serrador nació con un objetivo: tener mucha audiencia. "Se convirtió en una especie de arrecife donde han naufragado muchos programas de la competencia", asegura el realizador. Con una media de cinco millones de seguidores, ha sido líder en la disputada noche del viernes.Para evitar que la audiencia se enfríe, Ibáñez Serrador es partidario de volver en septiembre, a pesar de que el regreso viene marcado, por contrato, en enero. "El programa se ha ido asentando y su clientela haciéndose más sólida. Parar ahora podría ser negativo. Salir en enero podría ser, incluso, peligroso", señala.

Esta noche, El semáforo da cobijo a una representación de los variopintos personajes que cada viernes se han sometido al veredicto de un público implacable, desinhibido y, a veces, cruel. Pugnando por el millón de pesetas, estarán Cañita Brava y José Failde, dos gallegos convencidos de tener mejor voz que Plácido Domingo, y la excéntrica Mónica Fernández, nefasta recitadora y peor cantante que se rebeló ante los abucheos del público. "Es un programa donde unos pocos de la España media divierten a un mogollón de telespectadores de la España media", dice Ibáñez Serrador.

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