Italia firma la paz con Sacchi
La victoria italiana ante Rusia concede al técnico su primer respiro desde 1991
La hermosa lección de fútbol dictada por Italia en su debú ante Rusia ha revolucionado la concentración azzurra, en las afueras de Manchester. Gary Lineker ahora comentarista de la BBC, alimentó ayer el alboroto, siempre amplificado cuando se trata de los italianos: "Italia hizo el partido más bonito del campeonato". El centenar de periodistas italianos congregados desde primeras horas de ayer en el campus universitario de Manchester, lugar de entrenamiento del equipo de Arrigo Sacchi -que dirigió un ensayo asfixiante durante 50 minutos- se frotaban los ojos. No se lo podían creer: "Italia ganando el primer partido de un campeonato y, además, incluso con Sacchi en la banqueta, jugando bien". La historia dice que los comienzos italianos suelen ser más tormentosos: un mal resultado de entrada, pobre juego, un torrente de críticas, todo un país contra el seleccionador vestiduras rasgadas... La incredulidad italiana fue descodificada por Roberto Mussi, uno de sus jugadores más modestos: "Es rarísimo que hayamos ganado de esa forma el primer partido, pero una vez más se demostró que para jugar bien primero tenemos que sufrir". Cierto. Italia sufrió en el primer tiempo y acabó contra las cuerdas. Después, cuando estaba a punto de recibir un tiro de gracia, se levantó: de nuevo Italia en estado puro, aunque esta vez la agonía sólo duró 45 minutos; no cuatro o cinco partidos como en el Mundial de Estados Unidos y otros tantos campeonatos.La victoria ha redimido momentáneamente a Arrigo Sacchi. Por primera vez, el entrenador italiano podrá trabajar con un cierto sosiego. "Ganar a Rusia tiene más importancia de cara al futuro, no al presente", dijo Sacchi al término del ensayo matutino. Luego apostilló: "En Estados Unidos empezamos perdiendo con Eire y no nos quedó más remedio que dar lo mejor de nosotros mismos y al final llegamos maltrechos".
No piensen que Sacchi se deshizo en elogios hacia la puntería de Casiraghi, los pases mágicos de Zola o la firmeza de Maldini ante Kanchelskis. Para nada. Presión, presión y presión. "En el primer tiempo no presionamos nada bien; sólo Casiraghi, con su esfuerzo, hizo su trabajo. Zola no presionó y como los rusos jugaban con seis centrocampistas y nosotros con cuatro tuvimos muchos problemas en el medio".
El entrenador no quiso descifrar sus pronósticos y aplazó cualquier valoración a la conclusión de su segundo partido, mañana frente a la República Checa. Sólo vaticinó que Italia podrá hacer grandes cosas si es capaz de presionar 90 minutos seguidos como lo hicimos en la segunda parte". Del resto del campeonato señaló: "Por ahora me ha impresionado el gran trabajo colectivo de Alemania y la bravura de Francia", subrayó antes de irse a descansar en paz, algo inaudito desde que tomó las riendas de Italia en 1991.
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