Escuela, no cárcel
En la discusión que se lleva a cabo en el Reino Unido sobre la necesidad de convertir a las escuelas en centros de seguridad inexpugnables, topamos con uno de los puntos más sensibles de violencia de nuestro tiempo: el que se ejerce sobre la persona de los niños.No estoy ni a favor ni en contra de esta medida y posiblemente tienen sus razones los expertos que opinan que hay que hacerlo. Simplemente, me pregunto por qué hemos llegado a esto: ¿qué es lo que ha fallado para que los vecinos no se saluden con cordialidad, sino que se llegue al miedo de unos a otros como forma de vida? Me parece complicado vivir de este modo y mucho más sencillo vivir amablemente, porque es a todas luces lo natural. Una escuela, cómo decirlo, es una escuela.
Algo básico tiene que estar fallando en la concepción de la convivencia en nuestro tiempo para que lleguemos a estos extremos. Una escuela tiene que seguir siendo una escuela y no puede parecerse nunca a una cárcel. ¿Qué es lo que nos pasa?-
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