Gonzalo Suárez, el ojeador de Helenio

El cineasta y escritor Gonzalo Suárez es una de las personas que mejor encama la relación entre literatura y fútbol en España. A Suárez, que comenzó su carrera como articulista de fútbol y boxeo, la afición le vino de familia, o casi: era hijastro de Helenio Herrera, un mítico y revolucionario entrenador. "H. H. era todo un personaje, una mezcla de sabio y bestia. Vivía para el fútbol y para el dinero", dice Suárez. También para las boutades, algunas históricas y llenas de literatura: "Se juega mejor con diez que con once; ganaremos sin bajarnos del autobús". Y una que añade Suárez: "Se juega mejor con fiebre".El escritor contribuyó a la gloria de H. H. -"el primer entrenador que dio prestigio a la táctica, y el inventor del cerrojo, o catenaccio"- de varias maneras. Primero escribió informes técnicos y tácticos para él, es decir, trabajó de ojeador, y eso casi le convierte en traidor a la patria: "Hice el estudio previo a la final de Copa de Europa Madrid-Inter de Milán, y ganó el Inter".

Era la época en que "los jugadores eran tan ingenuos que si perdían 5-0 aún hablaban de que les habían robado". Y Suárez convivía a ratos con Helenio en Milán y Barcelona. Así conoció de cerca la pasión, los chanchullos, y mató su inquietud literaria. Primero como negro, firmando Martín Giralt las memorias Yo, Helenio ("Momentos fantásticos de literatura", según el joven autor Juan Bonilla). Después con una novela alusiva, Los once y uno, que le salió subversiva: "Era la traslación de anécdotas reales a la ficción. Narraba la historia de un entrenador que vivía, y moría, a los pies del Real Madrid. Fue censurada y provocó bastante escándalo, seguramente por las claves: Helenio era Hipólito, Di Stéfano era Di Paperone, transcurría en Barataria... ".