Solvencia contra lo imprevisible
La invicta Francia se enfrenta a la desconcertante Rumania
Inglaterra aguarda excitada la salida al campo de Francia. La hinchada no comprende cómo Jacquet ha dejado en casa tanto a Cantona como a Ginola, dos de los futbolistas con más cartel en el fútbol inglés. Y el St. James Park de Newcastle, el hogar precisamente de Ginola, será el marco del estreno francés, una coincidiencia que puede resultar contraproducente para Jacquet. El rival tampoco parece del grupo francés. Rumania es un equipo que no tiene amigos ni enemigos y que juega de espaldas al marcador. Nunca se sabe qué puede pasar ante los rumanos, España se mira interesada el choque: los franceses son su próximo rival (el sábado 15) y los rumanos el último de la primera fase (martes, 18).Las apuestas favorecen a Francia, pese a que tiene ciertos poblemas para completar la alineación más deseada: Angloma está algo lesionado y las otras dudas son repetitivas: Di Meco o Lizarazu en el lateral izquierdo y Dugarry o Loko en la punta de ataque. Jacquet, sin embargo, no se inmuta. No le preocupa ni toda la literatura que ya se ha escrito sobre Cantona y Ginola ni tampoco tiene dudas sobre la respuesta del grupo que ha armado. No conoce la derrota con Francia y no está dispuesto a discutir la alineación con los periodistas. Aparece ante ellos confiado y optimista. "Estamos a punto de escribir una nueva página en la historia del fútbol francés", dijo. "Vamos a jugar un fútbol de ataque con todas nuestras fuerzas y toda nuestra convicción. Estamos relajados y felices. Somos optimistas".
La solvencia de su equipo ha podido ante cualquier adversidad o romanticismo. El equipo ha llegado invicto a Inglaterra con una serie de 23 partidos y convencido de que el grupo tiene un cartel sin precedentes en la presente década. Es un colectivo que tiene muy buena pinta tanto por su equilibrio como por su juego versátil.
Rumania, en cambio, es un equipo previsible que vive de los jugadores imprevisibles. Parece como si toda su vida hubiera jugado igual y Hagi fuera inmortal. La selección consigue aunar a un grupo de profesionales que se ganan la vida. por todos los campos de Europa, especialmente en Alemania y España. Hay esta vez varios jugadores con cuentas pendientes: el propio Hagi, que busca equipo, o Raducioiu, que se ha pasado la temporada en el desván de Sarrià y ahora flirtea con el West Ham. Iordanescu, un técnico que pasará a la historia por su rigurosidad, cuenta con todo el plantel a excepción de Sabau, lesionado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.