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La selección inglesa, acusada de causar destrozos en un avión

Isabel Ferrer

La gira por Extremo Oriente de la selección inglesa de fútbol no ha podido tener un final más embarazoso. Tras aterrizar en el aeropuerto londinense de Heathrow, la madrugada del martes, los directivos de la AFA encontraron en sus despachos una queja formal de las líneas aéreas Cathay Pacific. El equipo celebró a bordo el 29º cumpleaños de Paul Gascoigne, uno de sus miembros más extrovertidos. Dos televisiones y una mesa instaladas en primera clase resultaron destrozadas durante la fiesta.

La Federación ha reaccionado con cautela y asombro. John Carlisle, diputado conservador británico y vicepresidente del comité deportivo de su partido, no se ha contenido: "Que echen a esos vándalos del equipo sin contemplaciones", bramó ayer en la Cámara de los Comunes.El propio entrenador, Terry Venables, ha prometido que indagará -los hechos. Sus ayudantes dicen que está perplejo porque casi toda la comitiva durmió durante las 13 horas de vuelo. La policía no ha. hecho comentanos pero ha reconocido que los jugadores viajaron en una zona reservada de primera clase. Cada butaca vale unas 500.000 pesetas, el champán corre sin límites y los futbolistas disponían de aparatos de vídeo en sus asientos.

A dos semanas del inicio de la Eurocopa, la propia selección inglesa muestra modales poco recomendables, y recupera el espectro del vandalismo en el fútbol que tanto les preocupa.

"Han sentado un pésimo ejemplo para sus hinchas más violentos", lamentó ayer la policía de NewcastIe. Su comisaría ha detenido ya a 63 alborotadores y busca a otro centenar desde principios de mes. Empeñados en ficharlos a todos antes del campeonato, sus agentes han recordado que Francia, Rumania y Bulgaria disputarán allí sus encuentros.

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