"He sido demasiado madridista"
En una conversación de 20 minutos, Lorenzo Sanz informó a Michel que no iba a renovar su contrato. El jugador, de 32 años, llamó a su mujer y luego a su padre. Más tarde se dirigió a la Ciudad Deportiva y comunicó la noticia a sus compañeros. Su gesto denotaba un gesto de tristeza. Atrás quedan doce años en el primer equipo y su consagración como un grande del Madrid y del fútbol español.Pregunta. Se ha desayunado con un sapo muy duro.
Respuesta. Sí, un sapo difícil. Lo esperaba pero no me imaginaba el sabor. Es muy amargo. En apenas veinte minutos se me ha pasado por la cabeza toda mi carrera como futbolista. Ha sido una sensación muy extraña.
P. ¿Se sentía preparado para este momento?
R. Me siento preparado para dejarlo, aunque sea la cosa menos deseable del mundo.
P. ¿No es triste que el club haya demorado tanto la decisión?
R. Hubiese agradecido que esta situación se produjera antes. Sobre todo porque no iba a existir ningún problema por mi parte. Y así ha sido. Sólo quería solucionar el problema y se ha conseguido en 20 minutos de conversación. A mí lo que me importa es poner orden en vida. Detrás tengo una familia y quiero darla todas las. prioridades.
P. ¿Se siente ex futbolista?
R. De ninguna manera. Tengo la posibilidad de jugar en otros lugares. En las últimas semanas he recibido más ofertas de las que hubiera podido imaginar. Pero lo que ocurra en adelante deberá adecuarse a muchas circunstancias, principalmente familiares.
P. ¿Debe ser doloroso que su último partido con el Madrid se cerrara con un expediente?
R. Desde luego es desagradable. Me resulta incomprensible que se cuestione a un jugador que aplaude a los que le aplauden. Lo hice por agradecimiento y por orgullo, porque yo sabía muy bien que estaba ante mis últimos días como jugador del Real Madrid. El incidente no puede borrar mi pasado: los goles que marqué, los pases que dí, los 12 años en el primer equipo, los 20 años en el Madrid.
P. ¿Por qué tanto desapego del club en el final de la quinta, de un generación irrepetible?
R. No lo sé. También ha habido mucha gente que nos apoyado, que nos ha reivindicado. Yo me siento feliz de haber entregado todo mi talento a ellos. Por esa gente me siento satisfecho. Y también siento el orgullo de haber pertenecido a un grupo de jugadores que ha ayudado a cambiar la perspectiva del juego, a mejorarlo, hacerlo más atractivo.
P. Pero esa indiferencia final de la institución...
R. Las instituciones son difíciles de definir. En realidad, las instituciones están encarnadas por hombres y ellos toman las decisiones. Quizá hay gente que piensa que yo no figuro entre los jugadores emblemáticos que ha dado el Madrid. Lo único que quiero es marcharme sin rencor. Lo he pasado bien durante todo este tiempo.
P. ¿Cuándo supo que sus días en el Madrid habían terminado?
R. En diciembre. Se generó un problema con el anterior entrenador o se produjeron malos entendidos. Me dí cuenta que el clima que se vivía en el club no me beneficiaba. Entonces supe que el final se acercaba.
P. ¿Su carácter de madridista radical le ha beneficiado o perjudicado?
R. Ha sido mi mayor error. Cuando a mí y a muchos de mis compañeros nos acusan de peseteros, me hierve la sangre. He ganado dinero, por supuesto, pero siempre puse por delante mi fidelidad al Madrid. Varias veces he tenido ofertas superiores a las del Real Madrid y me quedé aquí en acto de madridismo, porque sentía que ésta era mi caso. Pero con el tiempo, todo esto no vale de nada. Lo digo como un consejo a los más jóvenes. Deben medir su conducta porque el fútbol y su entorno consume a los jugadores. Lo digo por gente como De la Peña, Raúl y todos los chicos que ahora viven adulados. Pronto serán criticados, probablemente el primer día que no quieran ponerse al teléfono, como dice un amigo mío. En España, la gente no perdona el éxito.
P. ¿Se arrepiente de algo?
R. Tengo virtudes y defectos. He acertado y me he equivocado muchas veces, pero si me arrepintiera de algo no habría vivido el fútbol con tanta intensidad.
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