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FÚTBOL 39ª JORNADA DE LIGA

La frustración embarga el Camp NOU

El Barça no pasa del empate ante el Sevilla y deja la Liga por imposible

Ramon Besa

Ya pueden levantar el césped. Ya pueden empezar a fichar. Ya es hora de que se pongan al día. Ya no hay humo que vender. El cuento se acabó. Ya no hay por qué sufrir. Ni otro fin de semana para la tortura. Los números que necesita el Barça para ganar este campeonato no los cuadraría ni Pitágoras. Ya no pinta nada en esta mal nacida Liga de 22. El adiós fue no por esperado menos doloroso. El grupo de Cruyff se despidió de mala manera. No hay resultado más miserable en este curso que el empate. Ni tampoco tan explícito. Explica qué es la frustración.Y el Barça ha sido esta temporada un equipo frustrante: pudo ganar la Copa y la perdió; pudo disputar el título de la UEFA y cayó en semifinales; y pudo conquistar la Liga y, agotado, se le escapó. El Sevilla, un equipo cenizo por naturaleza en sus visitas al estadio, acabó por cortarle el cordón umbilical del campeonato y le dejó tirado en la camilla del forense para ratificar los males que se le suponen desde que envejeció de forma prematura.

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La victoria del Atlético dejó secuelas irreparables. El Barça se levantó ya de mala gana. Hubiera sido mejor volver a la cama, apagar la luz y decir "hasta mañana si Dios quiere". El grupo de Cruyff apareció en el campo sólo en cuerpo y no en vida. Nunca tuvo alma y menos espíritu competitivo. El Camp Nou fue un velatorio. Nadie abrió boca.

Tiene el grupo andaluz un rostro avinagrado. Lleva el porte de un sepulturero. Le tomó la medida al Barcelona desde la salida y le fue construyendo el féretro con el discurrir del tiempo: un punto le ponía a salvo de la fosa de la Liga y un empate se llevó. Muy bien parado en su parcela, evitó el juego combinativo de los azulgrana y vio el partido de cara. Sólo salió una vez de su feudo en el primer tiempo y el cuero acabó en la cueva de Busquets. Monchi estuvo clarividente. No hay contraataque más rápido que el montado por un portero y que acaba en los pies del ariete sin pasar por la divisoria. El meta recogió el balón tras un córner, sirvió para la carrera de Suker y Moya remató a la red. Así de rápido y así de sencillo. Y, luego, vuelta al redil.

El Barça no pudo nunca tejer su juego. Estuvo el grupo muy dormido y, encima, mal repartido. Bakero quedó inutilizado como pivote y, con él, se diseminó todo el equipo. Aparcado como volante, Iván de la Peña estuvo fuera del partido, Figo y Hagi se pasaron largo rato cruzándose de una banda a la otra, y nadie conectó ni con Óscar ni menos llegó hasta Jordi. El partido no tuvo contenido: una falta por allí, un córner por allá, ora centraba Hagi a las piernas de Galván, ora Figo se enredaba con Jiménez. Mal asunto.

El descanso permitió al equipo local volver a empezar. Y así salió a la cancha un grupo de mejor ver. Iván pasó a la zona de gestación, Bakero se arremangó como ariete, Jordi se dejó caer a la banda izquierda y Hagi reculó como volante. El nuevo organigrama le sirvió al equipo al menos para ganarse el empate. Jordi fabricó la jugada y Bakero la remató. Tuvo más llegada el Barca y se abrió más el Sevilla. El diálogo duró hasta el final.

La luz la puso Suker. El croata sentó en una sola jugada a Nadal y Abelardo para rematar a la base del poste derecho. Le faltó sólo marcar.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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